Nadie ocupará el lugar que tú tenías

Por PedroOrtiz BissoLea mañana en Lima a Angus Laurie El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. Augusto Polo Campos era un señor gordo, de cabellos enrulados y corbata ancha, que aparecía en los programas de música criolla de la televisión en blanco y negro, cuando solo existían tres canales, íbamos al colegio con un uniforme color rata y la prensa estaba en manos del general que manejaba el país.No es ese, sin embargo, mi recuerdo más lejano de quien hizo de sus canciones himnos que cantamos mientras el corazón se nos acelera. Era también el papá de Selena, la niña que para admiración de sus compañeritos de kindergarten de un colegio miraflorino [mi hermano, uno de ellos] celebró su cumpleaños no en su casa o el salón de clase, sino en un local enorme de la Avenida del Ejército. Y lo hizo con luces psicodélicas, como solían ser las fiestas de los adolescentes de la época.Era también el hombre sonriente, casi siempre presuroso, a quien sin mediar razón Augusto Ferrando hacía pasar a su set, cuando el ?Negro? gobernaba las risas sabatinas en su inolvidable ?Trampolín a la fama?.Hay otra imagen que revolotea en esta hora triste: Polo Campos en camisa de mangas cortas, a cuadros, abrazando a Alfonso ?Pocho? Rospigliosi, con Arturo ?Zambo? Cavero y Óscar Avilés. Un cuarteto entrañable que le daba color, cunda y música a la carátula de ?¡Perú al Mundial!?, un long play lanzado en 1977 después de que la selección consiguiera clasificar a la Copa del Mundo que se...

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