Un mundo en rehabilitación

Por Niall Ferguson (*)Tal vez deberíamos llamar al 2013 el año de la economía tipo Winehouse. Como lo expresó la difunta cantante inglesa Amy Winehouse: ?Intentaron hacerme ir a rehabilitación, pero dije: ?No, no, no??. En el 2013, el papel de cantantes correspondió a los bancos centrales más importantes, encabezados por la Reserva Federal (FED).En el verano, tanto la Reserva Federal como el Banco Popular de China anunciaron su intención de normalizar la política monetaria. El presidente de la Reserva, Ben Bernanke, habló a las claras de ?poner fin gradualmente? a su política de compras ilimitadas de bonos, conocida también como relajación cuantitativa (RC). El gobernador del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan, sí que intentó poner coto al aumento desbocado del crédito en su país, pero, cuando los mercados de los dos países reaccionaron más violentamente de lo esperado ?al dispararse en los Estados Unidos el rendimiento de los bonos y en China los tipos de préstamos interbancarios?, las autoridades monetarias dieron marcha atrás.Es un problema con el que más de un cantante pop se ha topado: después de años de estímulo, la rehabilitación, pura y simplemente, no es tan fácil. Cierto es que siguen existiendo justificaciones intelectuales sólidas para continuar con el estímulo económico de un tipo o de otro. El pasado mes de noviembre, el hombre que en cierto momento parecía destinado a suceder a Bernanke, Larry Summers, sugirió que la economía de los EE.UU. podía ser presa de un ?estancamiento prolongado?. Otros economistas están preocupados porque en Europa, ya que no en los Estados Unidos, la benigna desinflación de los últimos decenios podría aún volverse una deflación maligna.Y, sin embargo, hay indicios de que la economía mundial en conjunto está animándose. El Fondo Monetario Internacional pronostica que el crecimiento anual mundial se acelerará del 2,9% de este año al 3,6% en el 2014 y ascenderá al 4% o más en los cuatro próximos años: por encima de las tasas medias de crecimiento de los decenios de 1980, 1990 y 2000.El desajuste entre unos resultados insatisfactorios en las economías avanzadas y un resurgir del crecimiento en el resto del mundo plantea (al menos) siete preguntas, en particular para los propios bancos centrales más importantes. Cada una de esas instituciones tiene algún tipo de mandato nacional. Sin embargo, en nuestro mundo interconectado, sus decisiones tienen inevitablemente consecuencias mundiales.Pregunta 1...

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