El martirio de las mujeres bajo el Estado Islámico

El Cairo. La joven siria Samar Saleh fue secuestrada en agosto del 2013 por militantes del Estado Islámico (EI) en la ciudad siria de Alepo. Desde entonces su familia desconoce su paradero. ?No sabemos nada. Solo rumores. Lo único cierto es que fue raptada por el Estado Islámico. Paseaba con su novio y mi madre por Alepo. Unos jóvenes encapuchados y armados se bajaron de un carro y se los llevaron?, cuenta a El Comercio su hermana Maisa. Samar resultaba demasiado peligrosa para los yihadistas que controlan buena parte de Siria e Iraq: era periodista, no lucía ?hiyab? (pañuelo islámico) y contaba las semanas para concluir su tesis doctoral.Samar desafiaba todas las cadenas impuestas por los combatientes que tratan de detener los bombardeos estadounidenses en coordinación con las tropas de la región autónoma del Kurdistán, en el norte de Iraq.A principios de junio, la ofensiva yihadista logró hacerse con el control de Mosul, la segunda ciudad de la vecina Iraq. El ejército iraquí se derrumbó y, en las semanas siguientes, el terror del EI se extendió por el país. Su voracidad para sumar triunfos y disolver la frontera de Siria e Iraq resulta tan ilimitada como su ferocidad para sojuzgar a las mujeres.?En las tierras del EI casi todo está prohibido. Nada, ni la vida pública ni la privada de las mujeres, escapa a sus leyes?, confirma Maisa desde su exilio en Turquía. Surgido del caos que habita Siria, el EI ha condenado a las sirias ?y ahora a las iraquíes que viven en el territorio que controlan? a una esclavitud de estrictos códigos de vestimenta y restricciones de movimiento.?Las mujeres que han escapado de las zonas bajo su dominio relatan que no podían estar en público sin la presencia de un tutor varón [?mehrem?], que tiene que ser miembro de la familia inmediata. En algunos lugares, además, las mujeres y niñas fueron obligadas a llevar ?hiyab? o ?niqab? [prenda que cubre el rostro, excepto los ojos]?, explica a este Diario Hillary Margolis, investigadora especializada en derechos de las sirias de Human Rights Watch. Las imágenes publicadas en Twitter por los extremistas muestran cómo en Raqqa, la ciudad siria convertida desde el año pasado en capital del EI, han aparecido carteles que publicitan las bondades de la ropa recatada y han florecido las tiendas donde adquirir los vestidos de riguroso negro. Desde julio, además, se han llevado a cabo varias lapidaciones públicas de mujeres acusadas de adulterio.?Los reclamos publicitarios fueron...

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