Mossack y Panamá no son los unicos que afrontan mayor escrutinio

El 12 de abril se intensificaron los tribulaciones de Mossack Fonseca, el estudio de abogados panameño del que se filtraron ingentes cantidades de documentos sobre su papel en la creación de empresas offshore. Ese día, los fiscales allanaron su oficina matriz, y mientras la firma se defiende, los activistas por la trasparencia financiera ya buscan más casos similares.

Sus rivales claman que Mossack era un caso atípico. "Todos sabían que quienes recurrían a ella querían un poco más de confidencialidad", señala un abogado que investiga fraudes offshore. Sin embargo, otras fábricas de empresas ahora afrontan un mayor escrutinio, entre ellas otros grandes estudios de abogados panameños, como Morgan & Morgan y OIL, subsidiaria de la hongkonesa Vistra, que principalmente atiende a clientes chinos.

Como Mossack, estas firmas son mayoristas: venden bloques de empresas fantasma a estudios de abogados y bancos, que a su vez las venden a clientes finales, en ocasiones a través de otros minoristas. Mossack ha hecho negocios con 14,000 de esos intermediarios y, en muchos casos notorios de los "Panama papers", hubo una clara ruptura de la debida diligencia a lo largo de esta cadena.

Por ejemplo, los minoristas debieron revisar las identidades de los clientes y almacenar esa información, pero no lo hicieron. Mossack hizo poco para saber quiénes eran los clientes de sus clientes-podría no haber estado obligada a hacerlo-.

También es probable que los reflectores se dirijan a gigantes de los sevicios corporativos como TMF e Intertrust, ambas basadas en Países Bajos, aunque la creación de empresas es solo una pequeña parte de sus negocios. El mercado global para la formación de empresas offshore y servicios complementarios no es enorme: los ingresos anuales quizás sean US$ 6,000 millones; pero es muy rentable (los márgenes antes de impuestos fluctúan entre 30% y 40%) y crece 7% al año.

La típica empresa offshore tiene una vida promedio de entre ocho y diez años, lo que significa que los clientes ofrecen "un agradable flujo de ganancias", según indica un operador. Esto ha atraído a algunos inversionistas sagaces: Blackstone es accionista de Intertrust y Doughty Hanson es propietaria de TMF.

Otras jurisdicciones también están enfrentando más escrutinio, aunque Panamá es genuinamente distinta. Entre los centros financieros offshore importantes, es la única que se ha resistido a una mayor transparencia fiscal-una postura que ahora podría abandonar-. La mira...

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