Los monstruos de la sinrazón.

CargoRelaciones entre el presidente Ollanta Humala y la prensa

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

La discreta política mediática del presidente Ollanta Humala ha desconcertado a la oposición. El afán indesmayable de criticarlo no encuentra el flanco adecuado. Ollanta se escabulle. Sin embargo, entre silencio y silencio, aparece en Bagua, en Pisco, respalda a Ricardo Soberón o a Susana Baca, sus dos políticos más criticados. Ollanta Humala no tuvo nunca buena prensa. En la campaña de 2006 la tuvo toda en contra. En la de 2011 sucedió algo similar, con la excepción de los diarios La Primera y La República, y el apoyo público del Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. ¿Qué hacer frente a una prensa que no te quiere, te mete cabe, te tiende trampas, desea que caigas y que no alcances el insospechado 70% de aprobación? La respuesta es el silencio calculado. Una fría relación con la prensa opositora. Como alternativa válida están los viajes al interior, el contacto cara a cara en Comas, convertirse en un ciudadano simple que va en jeans y se comunica en su replana. En todo caso, ese es el nivel de la mayoría de los peruanos alrededor de una pésima televisión, una mala educación escolar y unos diarios simplones que se contemplan el ombligo. De allí la importancia mediática de Ciro Castillo, desaparecido en el valle del Colca, y de su enamorada Rosario Ponce. Nuestra prensa está hecha a la altura de los escándalos, de las tragedias, los choques vehiculares, los desastres naturales y la cochina política, sin que ello signifique periodismo de investigación o lucha frontal contra la corrupción en el Estado.

En este vacío mediático, sin embargo, la derecha más dura, esa que nunca muere, siempre odiada pero jamás aniquilada, se comporta con el...

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