El monopolio es amigo del burócrata, pero enemigo del demócrata

Por Tim Harford. Financial Times?Se necesitan muchos triángulos de Harberger para llenar el vacío de Okun?, escribió James Tobin en 1977, cuatro años antes de ganar el Premio Nóbel de Economía. Quiso decir que el gran problema en la economía no era luchar contra los monopolistas, sino prevenir las recesiones y promover la recuperación.Después de la miseria de los últimos años, nadie puede dudar que prevenir la recesión y promover la recuperación hubieran sido muy buenas ideas. Pero los economistas deberían ser capaces de pensar en más de una cosa a la vez. ¿Qué pasa si los monopolios importan también?El triángulo de Harberger es la pérdida para la sociedad conforme los monopolistas aumentan sus precios y lleva el nombre de Arnold Harberger, quien hace 60 años descubrió que los costos del monopolio eran alrededor del 0,1 por ciento del producto interno bruto de EE.UU. ? unos miles de millones de dólares en estos días?, mucho menos de lo esperado y mucho menos que el costo de una recesión.El descubrimiento del profesor Harberger ayudó a construir un consenso para que las autoridades de competencia se relajaran sobre el poder de las grandes empresas. Pero, ¿nos hemos relajado demasiado?Las grandes empresas nos rodean. Compramos nuestro café a media mañana de marcas globales como Starbucks, usamos gasolina de Exxon o Shell, escuchamos música comprada de un conglomerado como Sony (a través de iTunes de Apple), usamos computadoras que ejecutan Microsoft en un procesador Intel. Los servicios públicos cruciales ? agua, energía, calefacción, Internet y teléfono ? se suministran por unos pocos grupos dominantes, con contratos que asustan a cualquier competidor.Está claro que no todas las grandes empresas tienen poder monopólico. Tesco, el monarca de los supermercados británicos, ha encontrado competidores de descuento que están amenazando su reinado. Apple y Google están suplantando a Microsoft. Y aun cuando el poder del mercado es real, el punto del Profesor Harberger fue que tal vez importa menos de lo que pensamos. No obstante, su influyente análisis se centró en la fijación de precios de los monopolios. Ahora sabemos que hay muchas otras maneras en que las empresas dominantes pueden hacernos daño.En 1989 las Beer Orders agitaron la industria de los pubs británicos controlada por seis fábricas de cerveza. La esperanza era que una mayor competencia llevaría a más cerveza más barata. No lo hizo. El precio de la cerveza aumentó. Sin embargo, también...

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