Mitos andinos y herencia europea

Por Antropólogo

En el inicio de la década de 1960, los estudios de historia y antropología tomaron especial predilección por las expresiones religiosas de la población indígena. En documentos se buscó con pasión lo que aparecía con el nombre de ?idolatrías?, y desde el ángulo antropológico se privilegió la tradición oral en busca de raíces precolombinas.En ambas disciplinas, que finalmente terminaron alimentándose mutuamente, se buscaba suplir (con una tercera disciplina que tomó el nombre de etnohistoria) la falta de información precolombina.Lo que esta febril búsqueda dejó de lado fue la presencia europea en las religiones americanas. Nuestra preocupación se centró en el discurso de la Iglesia Católica a través de sus oficiales. Buscamos en los textos y voces de los doctrineros aquellas ideas que podrían haber penetrado en la conciencia indígena. Sabíamos que desde las bulas de Alejando VI (Rodrigo Borgia), el requisito de poder político sobre las Indias tenía la necesaria tarea de cristianizar. En consecuencia, la evangelización se convirtió en el gran tema de esos años.El desarrollo de estas perspectivas académicas trajo consigo el arrinconamiento de los estudios que bajo el nombre de ?folklore? cubrían un amplísimo panorama de investigaciones. Habían sido llevadas a cabo lejos de la capital, por intelectuales que a lo largo y ancho del país reconocieron que había que producir y recoger las manifestaciones musicales, poéticas, dramáticas y narrativas que daban cuenta de la cultura de su tierra.Habiendo estado lejos de este quehacer, el nuevo desarrollo de las llamadas ciencias sociales (donde se inscribían la antropología, la historia y la etnohistoria) recibió el empuje de profesores del exterior, de rápida aceptación en las universidades limeñas de aquella época.Los avances logrados hasta 1980 fueron importantes. Luego, la guerra interna sometió a las ciencias sociales (y ahora incluyo a todas las que se suelen calificar con este título) a un notorio estancamiento, generado por el desconcierto de la clase intelectual, la fuga de los jóvenes peruanos a universidades extranjeras y al retraimiento de la ayuda exterior.En respuesta a esa circunstancia ?que aún nos afecta? es necesario enfocar los temas mencionados con una mirada más abierta. La preocupación por lo indígena dejó poco espacio al conocimiento de Europa y a la historia de España. Una manera de acercarse a nuestros errores de aquellas décadas (1960 y 1970) es volver al tema de...

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