Ministros en la cuerda floja

Por Juan Paredes Castro. Editor central de políticaEl presidente Ollanta Humala ha hecho ahora más evidente que nunca que la convivencia de los ministros con la primera dama, Nadine Heredia, en el manejo del poder, es necesaria, inevitable e irreversible.No habrá cambios en este estilo de vida gubernamental.Los viejos y nuevos miembros del Gabinete saben que atraviesan a diario una línea de responsabilidad individual y compartida que los coloca entre la espada y la pared, más aun en la cuerda floja de una rendición de cuentas que a mediano o largo plazo puede estallar peligrosamente.Una nueva interferencia de Nadine Heredia en la labor de un ministro quizás pueda resolverse al interior del Gobierno, como quien lava la ropa sucia en casa. Pero qué va a pasar cuando otras trasciendan hacia afuera, como la más reciente que involucró al primer ministro César Villanueva y al ministro de Economía Miguel Castilla, y que terminó con la renuncia brusca e irrevocable del primero. Una convivencia informal e ilegal de este tipo, como la que pretenden implantar de facto Humala y su esposa, no se queda en las formas, sino que compromete el fondo, que no es otro que el hecho constitucional de que los actos del presidente carecen de valor si no están acompañados del refrendo ministerial.Y si un ministro, como Pedro Cateriano, aparentemente más adicto que los demás a la luz verde de la primera dama, entiende, por lo mismo que es abogado y conoce la Constitución al revés y al derecho, que su responsabilidad detrás de cada acto del presidente podría llevarlo hasta la cárcel, ¿cómo cree que puede desempeñarse sin pesadillas? ¿Con...

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