El milagro de vivir con un corazón y un riñón ajenos

Por luis silva noleLa mascarilla que aún debe usar y que esconde la mayor parte de su rostro deja ver con claridad, en sus ojos, el mismo brillo que aparece en los de un niño al que le acaban de regalar el juguete más deseado. El brillo de la ansiedad por empezar a jugar. En su caso, por comenzar, otra vez, a vivir.Carlos Álvarez Espinoza bien puede poner en sus redes sociales que su nueva fecha de cumpleaños es el 9 de enero: los exitosos trasplantes de corazón y riñón a los que fue sometido en un solo día, hace dos semanas, en el Instituto Nacional Cardiovascular (Incor), de Essalud, le permiten hacer planes a largo plazo.Por lo pronto, a sus 33 años, anuncia que el 3 de setiembre se casa. Que apenas sienta todas sus fuerzas retomará sus trabajos de diseñador de interiores y asistente administrativo. Que de todas maneras terminará sus carreras: la técnica de Arquitectura de Interiores y la universitaria de Ciencias de la Comunicación, que dejó truncas por culpa de su muy delicado estado de salud.Su drama empezó en el 2006, cuando la hipertensión arterial lo llevó a padecer insuficiencia renal y ser preso de la diálisis. Como si eso fuera poco, un año después del diagnóstico renal, le detectaron cardiopatía dilatada: su corazón crecía...

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