La memoria de nuestro pasado se despinta

Por Alberto ServatSon cuatro imágenes únicas sobre la Lima del siglo XIX. Un testimonio de incuestionable valor que nos habla de una joven república. En donde las tapadas tienen un papel protagónico, así como los apuestos caballeros que las pretenden, y los infinitos personajes que se entregan a los placeres del mar o de las fiestas populares, todos ellos formando parte de un paisaje de colores vibrantes. Son óleos sobre lienzo pintados por el agudo pincel de Johann Moritz Rugendas (1802-1858), un observador de aquellos países que fue conociendo a lo largo de sus incansables viajes de exploración.Obras que tendrían que formar parte de un museo peruano, pero que acaban de ser vendidas a colecciones privadas chilenas y a partir de ahora permanecerán ocultas para el público. Sucedió hace unas semanas en la galería Christie?s de Londres, hasta donde llegó una delegación del Museo de Arte de Lima (MALI), encabezada por el publicista Armando Andrade, con la intención de comprar las cuatro obras para su repatriación. Poco pudieron hacer frente a las ofertas de sus competidores del sur, los precios se dispararon y una de las obras, ?El mercado de la independencia en Lima?, alcanzó casi un millón de dólares. Cifras impensables para el equipo peruano que había tratado por todos los medios de persuadir a sus competidores sobre su misión. Triste final para una historia que comenzó en 1821, el año de nuestra independencia, cuando un joven pintor alemán se embarcó en la expedición científica del barón Grigory Ivanovich Langsdorff.?La misteriosa Sudamérica?Desde niño, Moritz o Mauricio Rugendas dio muestras de admirables condiciones para el dibujo. Su talento le valió el contrato para viajar a la convulsionada Sudamérica, donde todavía se libraban las batallas por la independencia, para registrar a través de sus dibujos y pinturas un mundo desconocido para Europa. Llegó a Brasil y luego visitó Haití, México, Chile y, finalmente, el Perú. Sus aventuras en cada uno de estos países podrían servir de inspiración a una novela por entregas. Estuvo preso por motivos políticos en México, fue amigo de Andrés Bello y su romance con la escritora chilena Carmen Arriagada quedó impreso en una serie de cartas. Su paso por el Perú fue más bien breve, entre 1842 y 1845. Habría de ser su último destino en América antes de volver a Alemania, donde encontró un lugar como pintor de reyes. Al momento de su muerte contaba con una producción de más de tres mil obras.Fueron...

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