En medio oriente, solo la locura parece capaz de mantener la paz

AutorThomas L. Friedman
CargoPeriodista

EN LA FRONTERA DE SIRIA, Altos del Golán – Quién diría que el futuro de la guerra llegaría en un sitio de tal belleza tranquila, como uno de esos cálidos paisajes decimonónicos de David Roberts en Medio Oriente.

¿Cómo es eso? Estoy viajando a lo largo de una carretera fronteriza en la intersección entre Líbano, Siria e Israel, y a la distancia hay un recientemente nevado monte Hermón, suplicando que lo visiten los esquiadores. Está enmarcado por pueblos libaneses y sirios enclavados en laderas en terrazas, coronado con minaretes y cruces. El único sonido que puede oírse son ráfagas de rifle ocasionales de cazadores libaneses.

Sin embargo, esto no es una pintura de Roberts. De hecho es el segundo lugar más peligroso del planeta después de la península coreana y el idílico telón de fondo de cómo se ven los conflictos armados del siglo XXI.Escondido en estos pueblos, laderas y bosques de pinos es posible encontrar un Estado Isra el que trata de moverse en un campo de batalla donde están el ejército de un Estado rival (Siria), una superpotencia regional enemiga (Irán), una superpotencia global (Rusia), dementes y mercenarios extremadamente empoderados (de Hezbolá y del Estado Islámico), así como sectas y tribus locales (drusos y cristianos).

Vine a esta concurrida intersección porque podría estallar en cualquier momento. Si las confrontaciones en Siria e Irak entre una gran coalición global y el Estado Islámico (EI) fueron la gran historia de 2017, la de 2018 seguro será la confrontación que está cocinándose entre Israel y la coalición Irán-Hezbolá-chiitas que abarca las fronteras siria y libanesa con Israel.

Durante los dos últimos años, entre 1500 y 2000 consejeros iraníes que operan fuera de Beirut y Damasco, la capital siria, han estado dirigiendo a miles de mercenarios libaneses chiitas proiraníes de Hezbolá, a las fuerzas armadas sirias financiadas por Irán y a cerca de 10.000 mercenarios chiitas proiraníes de Afganistán y Pakistán, con el propósito de derrotar a los sirios sunitas rebeldes y al EI en la guerra civil de Siria.

Personalmente, no estoy en contra de Irán. Respeto sus legítimas preocupaciones de seguridad en el golfo Pérsico. Sin embargo, tengo dos preguntas: ¿qué diablos hace aquí Irán, ayudando a detener la democracia en Líbano y frenar cualquier esperanza de que el control de Siria sea compartido entre varios, y ahora amenazando directamente a Israel? ¿En qué medida Rusia, socia de Irán para aplastar el levantamiento en...

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