El manchado pabellón nacionalLa pequeña Lima dentro de la porteña cárcel de Devoto

La planta 2 de la cárcel de Villa Devoto tiene cuatro pisos. De abajo hacia arriba, el primero es el quinto pabellón. Allí cumplen condena presos que cursan distintas carreras en el centro universitario del penal. En el sexto están los que acaban de ingresar y no cuentan con antecedentes penales. Los argentinos más conflictivos viven en el séptimo, pabellón conocido como ?la villa?. En el último piso de la planta, el del pabellón ocho, están los peruanos. Además de ser el sector más allanado por distintos juzgados federales, se cree que desde allí sale mucha de la gran cantidad de droga que se vende en el penal. En el ?octavo? pasan sus días los integrantes de tres organizaciones que operan en Argentina: la de Marco Antonio Estrada Gonzales (vecinos del barrio porteño de Bajo Flores), la banda de Pedrito (vecinos del barrio de Once) y la banda de Tito (Abasto). Allí conviven cerca de cien de los 490 peruanos presos en el país, según las estadísticas de finales del 2014. Cada vez que los peruanos bajan por la escalera al patio de visitas, los argentinos, reja de por medio, les gritan: ?Paisano, ¿te cocino??. ?Comida casera para la visita, peruano. Me confirma y se la hago llegar?. ?¿Lo atiendo, ?cucha???. ?¿Qué quiere comer??. El servicio no es gratuito. Más tarde se lo cobrarán en droga: en cocaína o pasta básica. El que cuenta detalles de la vida de los peruanos en Devoto a El Comercio se llama Jonathan, un argentino que vivió en el ?séptimo? varios años por robo de autos. ?Después de la visita, los peruanos se acercan a alguna de sus ventanas y bajan la ?paloma??. Bajar la paloma, en la jerga, significa meter droga dentro de una media y enroscarla a una soga que hacen descender hasta la ventana del pabellón del argentino que haya prestado el servicio o encargado un pedido.En los equipos de música del ?octavo? solo suenan Grupo 5, Néctar y Los Mirlos. La mayoría anda con ropa Adidas y hay más hinchas de Universitario que de Alianza Lima. Cuando los agentes penitenciarios ingresan al pabellón, golpean las baldosas con sus palos en busca de droga. Como el poder adquisitivo de esos internos es bueno, el pabellón es de los mejores: siempre bien pintado y con heladeras compradas por ellos. ?Pero a veces los argentinos roban a los peruanos?, cuenta Miguel, otro detenido. Los peruanos tenían la costumbre de bajar al patio de visitas con un termo para tomar mate. Luego, ese termo volvía al pabellón lleno de droga que había sido ingresada por...

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