Malvinas argentinas

Por Juan Velit Granda. Internacionalista

El escenario en el que se desarrolla la actual crisis británico-argentina sobre las islas Malvinas es categóricamente diferente a la que se generó en 1982.

En ese entonces, una dictadura militar que había desatado una máquina represiva de niveles industriales gobernaba Argentina y los que fuimos al país gaucho a dar nuestra solidaridad recordamos perfectamente la temperatura política de su población, la misma que a pesar del aparato restrictivo desatado ferozmente en ningún momento dudó en dar su respaldo a la justa causa de su gobierno.

Después de estos aciagos días mucha agua ha pasado debajo de sus puentes y el tema Malvinas se ha convertido en un factor emocional tanto para la población argentina como para la británica.

Ahora Argentina tiene un respaldo sólido y sin fisuras de América Latina. Acciones pasadas como las de Chile que, en 1982, con una dictadura como la de Augusto Pinochet, se puso de lado de la posición británica, son inimaginables en el actual contexto sudamericano.

La posición argentina ha dejado de ser un oportunismo político, como lo fue en 1982 para rescatar a un gobierno corroído y desprestigiado internacionalmente, y ahora es una suerte de orgullo nacional.

Los británicos han argumentado que respetarán la voluntad de los isleños en su autodeterminación, pero este razonamiento dista mucho de otros casos, como el que se planteó en el de Hong Kong. Allí, a pesar de que sus habitantes abogaban por continuar siendo súbditos de la reina, los ingleses cedieron a los requerimientos de la República Popular China y se retiraron de la isla de oriente y les dieron un estatus especial a sus ciudadanos.

Además de ello, en el ámbito de la autodeterminación de los...

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