Un malentendido permanente: empresa petrolera y comunidades nativas Amazonicas.

AutorStella, Oliver
CargoPODER Y SOCIEDAD

[ILUSTRACÍON OMITIR]

A propósito de los sangrientos enfrentamientos ocurridos en Bagua en junio pasado entre la población Awajún y la Policía Nacional, que finalmente cobraron la vida de veinticuatro policías y diez civiles, reflexionaba buscando algunas explicaciones a estos hechos violentos y aparentemente inesperados (al menos para la población capitalina).

Me parece que la entrada más obvia es intentar conocer los motivos de la desconfianza y el casi sistemático rechazo de la población Awajún a las leyes sobre la selva que el Estado pretendía promulgar. Una forma de hacerlo sería analizar el contenido de cada una de esas leyes para, de esa manera, entender un poco mejor la situación. Sin embargo, la lectura e interpretación del texto legal en sí mismo no nos daría un panorama claro que otorgue sentido a los sucesos acontecidos en Bagua.

Durante la última década, en algunas partes de la Amazonía se ha venido implementando un complejo sistema de interacción entre comunidades nativas y empresas petroleras. En este sistema (que el Estado regula), muchas veces las empresas resultan considerablemente más favorecidas que las comunidades, situación que sienta las bases de una relación tensa y problemática, con desencuentros cotidianos que tienen como denominador común la desconfianza.

Creo necesario analizar este sistema de interacción como primer paso para entender la desconfianza y el casi sistemático rechazo de la población Awajún a las leyes que sobre el uso de sus territorios propone el Estado. Intentaré hacerlo sobre la base de mis experiencias en la selva norte, donde pude ver de cerca los problemas de la interacción entre la población nativa Achuar y los representantes de la empresa operadora del lote 1AB, Pluspetrol Norte.

EMPRESAS-POBLACIÓN

No son pocos los incidentes entre las empresas petroleras y la población nativa, básicamente porque la relación entre las partes es a priori asimétrica. Las empresas petroleras detentan un poder simbólico y concreto sobre las comunidades, debido al dinero y tecnología que manejan.

Sin embargo, la población también posee expectativas importantes respecto a cómo este poderoso agente externo podría convertirse en un aliado más que en un enemigo, pese a que se trata de un aliado difícil de manejar. Veamos por qué.

Históricamente, en las comunidades nativas no ha existido un Estado que garantice y regule los acuerdos entre las partes; es "el valor" de la palabra de los individuos y la relación cara a cara lo que sella los acuerdos o los destruye.

Los quiebres en las relaciones entre empresa y población se dan porque la empresa es un concepto y no una persona: no tiene cara ni tiene palabra. Sus representantes solo cumplen funciones específicas dentro de su mecanismo y en la práctica "su palabra" está supeditada a decisiones de otras áreas de la empresa. Y son esas otras decisiones las que no engranan con las expectativas de la población nativa.

UN EJEMPLO DE CASO: EL LOTE 1AB

Las aseveraciones previas son producto de observaciones de campo realizadas en el lote 1AB (Datem del Marañón, región Loreto) durante el año 2007. (1) Mientras trabajaba para una empresa consultora ambiental, tuve la oportunidad de conocer algunas dimensiones de la compleja dinámica de comunicación y convivencia entre las poblaciones Achuar y Quichua asentadas en este lote, y la empresa Pluspetrol Norte. (2)

Occidental Petroleum Company, anterior operador del lote, le heredó a Pluspetrol importantes pasivos...

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