Maestro de una república naciente

Por Historiadora

A las seis en punto de la mañana del 20 de setiembre de 1822 miles de limeños despertaron al estruendo de sucesivas salvas de cañonazos que ?saludaban? el nacimiemto de ?la nación peruana? en su etapa republicana. El ambiente era festivo en todos los barrios y parroquias de la ciudad, muchos de cuyos vecinos llegaron en ?corporaciones? a la Plaza Mayor con la finalidad de ver el desfile de los ?representantes nacionales? al Congreso Constituyente que se inauguraba. A las diez en punto apareció el general San Martín para unirse a la gran comitiva de los diputados peruanos que desfilaron hacia la catedral de la llamada ?Ciudad de los Libres?. Las notas del Himno Nacional acompañaron la entrada de las autoridades al recinto sagrado en cuyo altar destacaba, rodeadada de cuatro cirios, la Biblia, sobre la cual los constituyentes jurarían respetar y defender a la república, sus leyes e instituciones. Jamás ceremonia alguna produjo en el Perú ?una emoción más intensa? recordó Germán Leguía y Martínez años después.Uno de los más emocionados con el poderoso ritual mediante el cual se daba término al Protectorado y, acto seguido, la soberanía retornaba a los representantes peruanos fue Toribio Rodríguez de Mendoza, maestro en el Convictorio de San Carlos de treinta y cinco de los flamantes representantes de la naciente república del Perú. El Bacon peruano (como se le conocía) es considerado pionero de los estudios humanísticos y científicos además de ?maestro de peruanidad?. Ello porque batalló por modernizar la educación en el Convictorio de San Carlos (1785-1817), mediante el impulso de los estudios de Botánica, Química y Mineralogía. Su objetivo, según sus palabras, fue crear ?una ciencia directa y nacionalista aplicada? a la ?realidad? del Perú. No nos sorprende viniendo de uno de animadores del Mercurio Peruano, el cual surge cuando la ?intelligentzia? nativa no solo producía conocimiento, sino que lo exportaba, como fue el caso de José Gregorio Paredes, otro alumno de Rodríguez, quien llevó la tecnología del anfiteatro anatómico fernandino a Santiago.Los tiempos del rectorado de Rodríguez de Mendoza fueron difíciles, pero es muy probable que la lectura de los clásicos que tanto él como...

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