Macho machote, ¿sano sanote?

Por María PíaCostaEl Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.¿Qué nos está pasando? Cifras abrumadoras nos colocan en un vergonzoso tercer lugar en el mundo como país de mayor violencia contra la mujer (y su caso extremo: el feminicidio). La violencia contra la mujer constituye un síntoma. Un síntoma grave de descomposición social, ya que los niveles de agresión entre la pareja reflejan una crisis explosiva en los cimientos de la familia; de abandono formativo, pues algo falla en la transmisión de los valores que cualquier sociedad requiere para mantener su crecimiento y cohesión; de deterioro psicológico, ya que la regresión de los comportamientos y la perversión de los mismos desbordan los patrones esperados.Es necesario hacer una distinción entre la agresión familiar ?en la que, junto con las mujeres, debemos incluir a los niños en general y a las niñas en particular? y el feminicidio, se consiga el objetivo o no. No por considerarse menos grave la violencia familiar resulta menos preocupante. De alguna manera es el caldo en el que se cultiva el feminicidio. La crianza con golpe, con dominio abusivo y con prepotencia de los padres sobre los niños y de los hombres sobre las mujeres está en la base del problema. En la génesis de esa crianza está la desvalorización de lo femenino desde el nacimiento (e históricamente, desde que tenemos memoria). Esta desvalorización, que se complementa con una sobrevalorización del varón, permite a ciertos hombres, que llamaré machos machotes, maltratar a las mujeres y sentirse capaces de usarlas como pertenencias y, más triste aun, conduce a muchas mujeres a valorarse poco y a aceptar su infortunio.Son las propias madres quienes crían así a sus hijas y a sus hijos, situación que se afirmará luego en los colegios y en cada una de las instancias sociales. ¿Cuáles son las motivaciones profundas de una concepción tan dispareja de los géneros? Múltiples. Y no refleja a todos los hombres y mujeres por igual. Un primer tema es la necesidad de ciertos hombres, al sentirse vulnerables y amenazados, de minimizar la capacidad única que tiene la mujer de crear vida, compensando aquello con la fuerza bruta que le permite su constitución física. Con lo cual, el varón ?y muy en particular el macho machote? reduce la solución de los problemas a un asunto de...

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