?El machismo es la exacerbación de un sistema histórico?

Por Luis Bustamante Otero

Rememorar para entender y curar. Tal parece ser, al fin y al cabo, el motivo de la investigación del historiador Luis Bustamante Otero en torno a la violencia doméstica durante la Colonia. Sobre la herida ancestral de la sevicia, los cambios de paradigmas y la identidad masculina en tiempos de crisis, conversamos con el autor del libro ?Matrimonio y violencia doméstica en Lima colonial?, donde se comprueba que la violencia contra la mujer, ayer igual que hoy, atravesaba todos los sectores sociales.? Personalmente, ¿cuál ha sido para usted el descubrimiento más significativo de esta investigación?Como hombre, constatar que había hombres que podían ser también maltratados, y a partir de ahí deducir que la violencia es también un tema de poder. Esos hombres maltratados son hombres que no tienen poder en la medida en que no se acogen al estereotipo de lo que debe ser un varón dentro del orden patriarcal: no mantienen a su esposa, no son capaces de subordinarla, y las esposas aparecen como proveedoras del hogar que cumplen con sus ?obligaciones?, por contraste con el varón, y se imponen entonces por medio de la violencia. Esa es una de las cosas que me llamaron la atención y, por otro lado, los múltiples reclamos de las mujeres acerca de que ellas son la consecuencia de un matrimonio impuesto.? Muchas desde los doce años.Doce, trece años. Niñas. Y cuando se producen estos incidentes de violencia ellas rememoran que sus padres les impusieron un matrimonio a la fuerza. El patriarcado es un sistema vigente, pero en crisis, por el empoderamiento de la mujer y porque en el contexto globalizador actual resulta mucho más fácil visibilizar estos problemas. Ahora, adecuarse a un trastocamiento de esta naturaleza está resultando difícil para los hombres de hoy.? ¿Qué es lo más difícil?Aceptar que tu esposa puede ganar más que tú, por ejemplo. Y la misma televisión ejerce una influencia muy grande, con las múltiples imágenes de mujeres empoderadas, lo que supone que el hombre también debería cambiar, pero no necesariamente lo hace. Es decir, el papel del hombre no se puede limitar hoy a ser proveedor del hogar, que es lo que te enseñan cuando eres chico. Aunque en mi caso yo tuve una madre que trabajaba y que no tuvo empacho en que yo jugara con mis primas al lado de una Barbie, lo que nunca me hizo sentir menos hombre. Pero creo que muchos varones están sufriendo en ese sentido. No resulta fácil ser hombre que provee y que manda...

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