Que llegue ya la Navidad

Hace unos meses el Gobierno anunció que a mediados de abril se realizaría una oferta pública inicial para vender en la Bolsa de Valores de Lima un porcentaje de las acciones de Petro-Perú. El miércoles, sin embargo, el ministro de Economía informó la postergación de esta operación hasta que la petrolera obtenga grado de inversión. Como aligerando la noticia, el ministro también aseguró que la espera no sería tan larga: a fin de año debería venderse el 20% de las acciones de la compañía. En esta página seremos de los primeros en celebrar la llegada del día en que finalmente se cumpla esa promesa.

Aunque la fiesta será solo a medias, pues, como más de una vez hemos explicado, Petro-Perú debería vender no el 20%, sino el 100% de su propiedad. Su sola existencia viola la Constitución, que prohíbe al Estado realizar cualquier actividad empresarial que pueda ser prestada por privados; es decir, justo a lo que se dedica hoy la petrolera. Esta prohibición no es gratuita. Las empresas estatales suelen ser ineficientes ya que los funcionarios públicos, al invertir dinero de los contribuyentes, no tienen el empuje de quienes ponen en juego dinero propio. Además, como el Gobierno tiende a considerar ?estratégicas? a sus empresas, tiene la mala costumbre de utilizar los impuestos que pagamos todos para financiar su rescate cuando naufragan y quiebran por su propia ineficiencia. Quien no esté de acuerdo puede revisar la historia de las empresas públicas peruanas, que está ahí, precisamente, para despejar las dudas de los escépticos.

A pesar de no ser el ideal, la intención del Gobierno de vender el 20% de las acciones de Petro-Perú es una muy buena noticia. Si el Estado ha decidido no privatizar la empresa, resignándose a seguir tropezando con la misma piedra, debe tratar al menos de evitar estrellarse contra el suelo.

Y es que, cuando por lo menos una parte de la propiedad de la petrolera se encuentre en manos privadas, habrá alguien dentro de la empresa interesado en evitar que se tomen decisiones guiadas por populismo y que no persigan la rentabilidad. Si no lo hace, después de todo, podrá perder su dinero. Estas mejores decisiones terminarán beneficiando no solo a...

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