Lima, la ciudad de la raza global

Por Roxanne Cheesman. *

Si el racismo es inaceptable en cualquier parte del mundo, en Lima resulta más absurdo aun porque, más que todas las ciudades del Perú y como ninguna otra del mundo, Lima es el lugar de la raza global, de la raza cósmica de la que alguna vez habló José Vasconcelos.

Ya en el Perú del siglo XVIII se hicieron populares las pinturas de castas, en parte por el afán descriptivo y catalogador del periodo de la Ilustración. En ellas los artistas plasmaban las combinaciones raciales resultantes de 300 años de mestizaje entre indios, negros y españoles (entendidos como blancos) con clasificaciones que iban desde mestizo y mulato, hasta ?tentenelaire?, ?no te entiendo? y ?saltopatrás?.

Traduciendo esto en cifras, el censo de 1792 mostró que la población de Lima estaba formada por 52.000 personas, de las cuales 17.000 eran españoles, 4.000 indios, 9.000 negros y 22.000 ?castas? o mezcla de los tres primeros grupos. Es decir, el 42% de la población de Lima ya era mestiza. Esto dentro del sistema rígido de castas en el que la combinación racial determinaba, en términos generales, a qué debía dedicarse cada cual, qué colores podía vestir, qué armas usar y cuál era su lugar en la sociedad.

En los doscientos años siguientes, el mestizaje básico de Lima se enriqueció con otras sangres: treinta mil chinos que llegaron a mediados del siglo XIX para trabajar en la extracción del guano; miles de japoneses que lo hicieron a comienzos del siglo XX para las haciendas del departamento y algunos otros en la producción cauchera de la selva.

Además, los miles de italianos llegados en el siglo XIX para dedicarse al comercio; los croatas y árabes a inicios del siglo XX, etc. Y a ellos se sumó la masiva migración de la sierra hacia la capital, que...

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