Lima

Por Director del Instituto del Perú de la USMP

Más que el mercurio, el oro, el guano, el caucho, el algodón, la anchoveta o el cobre, el motor principal del desarrollo del Perú ha sido Lima. Ciertamente no fue el primer motor; los impulsos de los minerales y del guano fueron anteriores, cuando Lima era un recién nacido colgado de la teta del país. Gritona y exigente sí, productiva no; una criatura normal salvo que su infancia fue excepcionalmente larga, que duró casi cuatro siglos. Llegando al siglo XX, Lima aportaba menos de un 4% o 5% del producto nacional.Fue recién llegando al siglo XX que a Lima le tocó ser un adulto productivo. Como cualquier adolescente, empezó como practicante, aprendiendo las artes de una manufactura que se modernizaba y de servicios como el comercio mayorista, las finanzas, la educación y la salud. Coincidió con un país que empezaba a conectarse internamente con trenes, caminos y los primeros autos y camiones, facilidades que multiplicaron en el interior las oportunidades de mercado para las manufacturas de Lima. Al mismo tiempo, llegaban de todo el territorio nacional los hijos de hacendados y provincianos acomodados, buscando educación en las escuelas y las universidades limeñas. Llegaban además provincianos enfermos buscando la atención médica que no existía en sus pueblos.Fue así que, con el siglo XX, empezó una nueva vida para la capital, primero, como centro principal de la producción industrial y de servicios, y segundo, como centro de la población nacional. De ser una población relativamente estática durante el siglo XIX, contándose 104 mil habitantes en el censo de 1891, apenas 3% o 4% del total nacional, la población limeña empezó a elevarse rápidamente, multiplicándose seis veces durante las primeras cuatro décadas del siglo XX y alcanzando el 10% del total del país. Ese crecimiento paralelo de población y producción continuó durante todo el siglo. Hoy, Lima alberga a un tercio de la población, y la ciudad produce casi la mitad del PBI nacional, superando largamente la producción de la minería o de la agricultura.Más allá de su ventaja como centro de gobierno, Lima contó con varios recursos geográficos que facilitaron esa expansión productiva y poblacional. Entre ellos destacaba un puerto excepcional, ventaja crítica para una industrialización que exigía crecientes volúmenes...

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