Con licencia para innovar

Por Directora ejecutiva de Ciudadanos al Día

Lea mañana en Economía aOswaldo MolinaEl Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.Increíble. ¿Se puede sembrar y cosechar agua? Es la pregunta que hice la primera vez que escuché sobre esta técnica prehispánica que, apoyada con tecnología moderna, hace que el agua que cae durante la época de lluvia en la ladera de los cerros altoandinos pueda ser direccionada y acumulada en fuentes naturales o represas, evitando que se pierda o evapore, y así asegurar el acceso al agua en época de sequía. Es decir, tener agua todo el año para la familia, para la agricultura y la ganadería, allá arriba donde nuestra geografía representa un gran desafío.Sin embargo, lo increíble de esta historia vino después. El funcionario público que lideró la implementación de una de las experiencias más exitosas de siembra y cosecha del agua me contó que su principal desafío no fue la geografía sino la tramitología: parte de su proyecto incluía la construcción de una represa a 3.700 metros sobre el nivel del mar, y para ello se requería la autorización de una entidad estatal, la misma que le pidió un estudio de impacto ambiental del desvío del agua del río a la represa.El funcionario público dijo sorprendido: ?¿Cuál río?, no hay río, es agua de lluvia que se abrirá camino por debajo de los cerros y pasará a la represa luego de unos meses?. La respuesta que recibió fue casi ?bueno, si no hay río, no hay licencia?.No hubo mala intención o algún guiño de corrupción, sino que la entidad estatal no estaba preparada para autorizar algo que no...

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