"Los liberales somos gente de derecha a la que le gustaria ser de izquierda".

AutorParedes, Mart
CargoPODER Y SOCIEDAD

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

Tu libro Ni amnésicos ni irracionales se lo dedicas a tu papá: "marxista de derecha". En un reciente artículo en la revista Poder te defines de derecha, a secas. Algunos amigos dirán, como Condorito, ¡exijo una explicación! Yo simplemente te pregunto, ¿por qué eres de derecha y qué te diferencia de tu papá?

Hubiera sido más justo conmigo mismo decir en ese artículo que soy liberal más que de derecha. Pero faltaba algo más de un mes para la elección municipal y algunos medios de derecha querían deliberadamente asustar a los sectores A y B para que abandonaran a Susana Villarán, que venía creciendo, y entonces me pareció que era importante decir, "oigan, se puede ser de derecha y desear que la izquierda exista y no ser un calzonudo que se asusta con que la tía es terruca". El término "derecha" era más provocador que "liberal", así que su elección cargaba cierto efectismo. Pero bueno, más allá de esta cuestión de contexto, creo que soy alguien cercano al liberalismo y, hay que admitirlo, en muchas cosas el liberalismo es derechoso aunque nos cueste aceptarlo. Siempre he tenido la intuición de que los liberales somos gente de derecha a la que le gustaría ser de izquierda.

Volviendo a la pregunta, algunas razones por las cuales creo que soy liberal y, por tanto, algo derechista: la primera y más importante es que prefiero que sea el libre mercado y sus instituciones los que asignen los recursos en una sociedad democrática, y no un burócrata sabio y bondadoso que sabría mejor que los ciudadanos qué se debe producir y cómo se debe distribuir la riqueza. Porque los valores distintivos del liberalismo, como los derechos individuales o la división de poderes en el Estado, felizmente han terminado siendo asumidos por otras corrientes políticas como el socialismo o el conservadurismo, que por razones distintas solían verlos con sospecha. Entonces, ante esta situación creo que la cuestión económica sigue siendo la que divide a la izquierda de la derecha, y ahí me pongo del lado del libre mercado. En segundo lugar, yo no me formé intelectualmente leyendo a Gramsci, Mariátegui o Badiou; más bien, me reconozco con menos dificultad en una tradición donde pondría a Tocqueville, Raymond Aron, Isaiah Berlin, Hayek, algo que podríamos llamar un pensamiento antitotalitario y que, no puede negarse, es una tradición que siempre estuvo en disputa con la izquierda. Lo cual no quiere decir que no admire a muchos marxistas, sobre todo heterodoxos, de Castoriadis a Barrington Moore o algunos radicales fantásticos como Charles Wright Mills ... No estoy tratando de hacer una apología del liberalismo, solo estoy dando algunas razones para justificar aquella autocalificación. En tercer lugar, mis reflejos no se excitan con los "movimientos sociales" o el pueblo participativo, como le suele pasar a mis amigos de izquierda ilusionados con las formas "directas" de democracia. Yo soy más escéptico de estas cosas, creo que se necesitan partidos y élites democráticas que ordenen la participación social. Finalmente, en un plano bien teórico y hasta ético, más que las clases me preocupan los individuos y sus derechos, y más que el conflicto entre clases me preocupa el conflicto del individuo contra las distintas colectividades que intentan dominarlo: el Estado, la nación, la Iglesia.

Lo que pasa es que en el Perú todo el mundo quiere ser de izquierda, desde Gastón Acurio a Dionisio Romero. Pero te aseguro que si mañana aparece un decreto supremo que determina cómo y dónde hacer restaurantes o que la banca debe ser manejada con principios más "sociales", ambos se opondrían con argumentos liberales y no socialistas.

¿Y lo de tu papá ... marxista de derecha?

Mi papá es un marxista de derecha porque está convencido de la primacía de la economía sobre la vida política. Sigue siendo muy hegeliano (de hecho relee a Hegel), está convencido de que la historia es inteligente, inteligencia que proviene del capitalismo. Pero en lugar de utilizar esa lógica para denostar al capitalismo --como hacía en su vida anterior de marxista duro--, ahora la usa para justificarlo. De aquí vienen muchas de las cosas que ha hecho en su chamba, apostar por las ciudades y por los corredores económicos que dinamicen y multipliquen los mercados. En realidad, como Marx, es un convencido de que el capitalismo civiliza. En eso los neoliberales y los marxistas se dan la mano. Y por eso a veces es aburrido conversar con ellos: siempre quieren hablar del "modelo económico" para defenderlo o para atacarlo, y si hablas de otra cosa te acusan de no estar hablando de lo que "en verdad" es importante. Y a mí...

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