La liberación no es el final

Por Juan Velit Granda. Analista Internacional

Ayer se inició la liberación de los últimos secuestrados canjeables de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Es innegable que ha jugado un importante papel en este proceso la ex senadora Piedad Córdoba, del Partido Liberal, la misma que en los últimos años se ha convertido en la intermediaria con el grupo subversivo.

Todo Colombia, y con ella gran parte de Latinoamérica, estaba encarnada en el colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz y en el Comité Internacional de la Cruz Roja, que integran el núcleo principal que hizo posible este final feliz.

Estos rehenes, policías y militares que secuestró las FARC, han permanecido más de 12 años en cautiverio y en la actualidad muchos consideran que su liberación no erradicará el plagio de personas, ya que esta forma de delito es utilizada por muchos grupos criminales colombianos.

En los últimos años el secuestro se convirtió en una industria delictiva y también en el mayor trauma de los colombianos. Aunque reducido sustancialmente por las acciones punitivas del Estado, en el país todavía permanecen cerca de 410 personas desaparecidas o privadas de su libertad y de la dignidad humana, condición a la que han sido relegadas por este flagelo.

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