Más leyes, menos seguridad ciudadana

Por Julio César Espinoza Goyena. Abogado

Hace pocos días se ha publicado la ley que incorpora el denominado delito de reglaje que, en buen romance, sanciona penalmente la obtención de información o el seguimiento que se realiza a alguien para perpetrar luego un delito, por ejemplo, un asalto o secuestro.

Es ya típico observar, y no solo en nuestro país, cómo las respuestas al problema de la inseguridad ciudadana y de la delincuencia común ?e incluso la criminalidad organizada? se pretenden afrontar recurriendo a instrumentos formales y acaso simbólicos. Y es que en eso se han convertido muchas de las leyes penales de los últimos años: etiquetas con nuevas denominaciones para viejos problemas. Preguntémonos si no a cuántos casos se aplicó la ley de pérdida de dominio, vigente desde el año 2007 y que tenía por finalidad privar de su patrimonio a quien se beneficiaba de la actividad delictiva: nunca se aplicó y fue modificada por una ley dictada pocos días atrás.

Y es que, verdad de Perogrullo, una simple ley no cambiará las cosas, por el contrario contribuiremos solo a engrosar la larga lista de casi treinta mil leyes que la eficiente vocación legislativa de nuestros gobernantes produce. Imagínense que hasta una ley que dice cómo debe hacerse una ley y que seguramente más de un legislador desconoce. ¿Trabalenguas? ¿Ironía? No, realidad.

Pero lo más curioso de este drama es que mientras para algunos la solución pasa por más leyes, al mismo tiempo ciertos sectores consideran que la actual ola de inseguridad ciudadana, que se vive en ciudades como Trujillo, se debe más bien a la legislación reciente. En efecto, en los últimos meses...

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