La leyenda negra de la ?mano dura?

Por Juan Paredes Castro

La semilla sediciosa sembrada en Cajamarca por Gregorio Santos, promoviendo un golpe de Estado contra el presidente Ollanta Humala llama la atención, una vez más, sobre la leyenda negra de la ?mano dura? que circula alrededor de cada turno democrático que le toca vivir al país.

En efecto, cada turno democrático nuestro es siempre tan frágil y tan amenazado en su perdurabilidad, que uno no puede dejar de llamarlo así, en la medida, además, que la principal espada de Damocles que pende sobre él es la de una sociedad, la nuestra, que no ha terminado de liberarse de sus reclamos autoritarios de izquierda y de derecha.

La tarea de hacer una democracia no de turno sino de continuidad, una democracia no de piezas sueltas sino de estructura unitaria y una democracia no de bufonerías políticas e ideológicas sino de creencias responsables y de gobernabilidad a toda prueba, no va a ser posible mientras no la dotemos de autoridad real y efectiva.

Lo que está pasando en estos días en Espinar y en Cajamarca, con un alcalde encarcelado por instigar a la violencia social (Oscar Mollohuanca) y un presidente regional en declarada rebeldía contra el Gobierno Central (Gregorio Santos), es una muestra de garrafal pérdida de autoridad del sistema democrático, que no tiene que recobrarse a gritos ni a patadas, sino con el empleo correcto de los mismos instrumentos que se han reblandecido: los de la ley y el orden.

El presidente del Congreso de la República, Daniel Abugattás, que se revela muy firme en su posición, al pedir al fiscal de la Nación, José Antonio Peláez Bardales, que...

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