Keiko y la nave del olvido

Por Analista políticoMientras buena parte del fujimorismo le reza a las once mil vírgenes ?y a las que lloraban allá por los años 90, también? para que el indultado Alberto Fujimori acepte que participando activamente en política a la que más perjudica es a su hija Keiko (y, con ello, dificulta aun más sus anhelos de llegar a Palacio de Gobierno), lo cierto es que en Fuerza Popular meditan cuidadosamente los pasos a seguir respecto a su relación con Alberto y Kenji Fujimori. Saben que en caso dieran un movimiento en falso, la más perjudicada políticamente hablando sería su lideresa. ¿Qué es lo que más conviene aquí: separación o entendimiento? ¿Fumar la pipa de la paz o partir lanzas irremediablemente? Desde un punto de vista elemental, la unión familiar haría la fuerza: divididos solo disputan un espacio común en beneficio de sus adversarios de turno (ayer PPK. ¿Y mañana?). Por tanto, razones tendrían de sobra para respirar hondo, tragar orgullos, restañar heridas y abrir de par en par las puertas de la pagoda dándole a Kenji un espacio estelar (monitoreado por Alberto, que es lo mínimo que pedirían) y amnistiando a los nueve parlamentarios de la ?bankada? que votaron con el benjamín de la familia para salvar a PPK de la vacancia y obtener el indulto a favor de Alberto como moneda de cambio. Sin embargo, todo indica que ello no será fácil: soslayar la ?traición? de Kenji y los suyos no está en la bitácora política de Keiko y sus más cercanos consejeros. Allí se debate con...

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