Jueves de piques al descubierto

Fecha de publicación23 Marzo 2024

Por MATRHIAS PANIZO ARANA

Pocos conocen lo que ocurre cada jueves desde la medianoche en la Costa Verde: ahí se concentra lo más oscuro de las carreras de autos no autorizadas, conocidas como piques ilegales. Es tierra de nadie, una zona de riesgo que ya ha cobrado vidas. El objetivo de los"jueves de piques"es llevar al límite los velocímetros, romper normas y escapar de la policía.

El punto de reunión, antes de bajar al circuito de playas, es un grifo ubicado en el cruce de la calle Los Castaños con la avenida Javier Prado, en San Isidro, rodeado por edificios residenciales cuyos propietarios denuncian constantemente el exceso de ruido por los motores. Desde ahí se inicia una ruta por seis distritos a toda velocidad.Carros de alta gama son exhibidos con euforia. Fotos, videos, drones y música a todo volumen. De pronto, dos sujetos deciden medir la potencia de sus motores y aceleran a más no poder por la avenida contigua. El ruido atolondra, el grifo se llena. Un Tesla Model Y, a nombre de una joven de 28 años sin licencia de conducir, un Audi R8, varios BMW, Porsche, Mustangs y Dodge Challengers llaman la vista. La policía ojea de paso, los serenos solo encienden sus luces azules.

El show continúa hasta que el escándalo obliga a la acción policial. Junto con el serenazgo de San Isidro, los agentes exigen la retirada de los casi treinta carros que se encuentran en el lugar. Algunos van directo hacia la Costa Verde, a reunirse con los demás grupos que salen desde el Callao. Otros desafían a la autoridad y permanecen.

El Comercio siguió a este último grupo hasta la calle Miguel Dasso, donde los estacionamientos son aprovechados mientras los conductores esperan algunos minutos antes de iniciar su noche de adrenalina e imprudencia. Varios superautos se posicionan uno tras otro. El silencio de las calles vacías se llena de estruendos. Ingresan por Tudela y Varela. Cruzan tres cuadras, entran por Angamos Oeste. Una vuelta al parque Ernesto de Mora e ingresan por Mateo Pumacahua. El rumbo es claro: se dirigen hacia la Avenida del Ejército para llegar a la Costa Verde. Alcanzarlos es imposible.

Ciudad sin ley

Lo que sucede luego es una situación de completo caos. Desde la altura del intercambio de la avenida Santa Rosa (La Perla), decenas de vehículos se estacionan en la berma de la Costa Verde: el circuito de playas pierde un carril completo. Carros convertidos en parlantes gigantes sueltan su música a máximo nivel haciendo que el ruido llegue a los...

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