La izquierda (im)posible.

AutorParedes, Mart
CargoPODER Y SOCIEDAD

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

Usted está harto de los gorilas. Está por el cambio, por la revo, por el recuteque. Sí señor, usted es un izquierdista, como dicen.

ANTONIO CISNEROS (1)

Hablar de la larga crisis de la izquierda peruana se ha convertido en un gran lugar común. Sí, la izquierda arrastra una crisis multiforme y muchos parecen decir ¿y qué? La analogía más cercana es la de la selección de fútbol. En cada elección la izquierda se aleja más de su mejor momento electoral, como la selección no llega a un mundial hace veintisiete años. Y miramos lo buenos que fuimos ayer para no pensar en la probable derrota de mañana.

Y después de leer Pensando en la izquierda (FCE, 2008), del escritor mexicano Héctor Aguilar Camín (Chetumal, 1946), uno no puede dejar de pensar en nuestra izquierda: atomizada, desconectada de "lo popular", abrumada por la caída del muro de Berlín y el culto al neoliberalismo, desconcertada en su propio sopor, carente de renovación generacional y de imaginación, incapaz de decirle algo nuevo al país, algo que no suene a guerra fría. Y vemos que, aquí y allá, las diferencias son pocas y las similitudes demasiadas. Y quizá muchos se preguntan ¿para qué sirve una izquierda así?

Conocido por novelas como La guerra de Galio y Morir en el golfo, entre otras, el ensayista e historiador Aguilar Camín fue subdirector del diario La Jornada, conduce el programa político de televisión Zona abierta y actualmente maneja la revista Nexos. En una entrevista para la revista chilena Punto final, (2) Aguilar Camín se considera un hombre de izquierda: "Soy un hombre de izquierda que no cree en los mitos de la izquierda revolucionaria, ni en los mitos de la izquierda revisionista, ni en los mitos de la izquierda apocalíptica, ni en los mitos de la izquierda futurista". ¿En qué cree?, se le pregunta. "Yo creo que hay que mantener pragmáticamente vivo el ideal de contener la desigualdad, de reparar las desigualdades que genera toda actividad económica y social libre. Creo que hay que mantener el ideal pragmático de que la gente tenga igualdad de oportunidades y pueda vivir una vida en condiciones de satisfacción de sus necesidades, de sus emociones fundamentales. Y creo que los gobiernos deben intervenir activamente en la creación de condiciones de igualdad, y reparar permanentemente las desigualdades que genera la vida, porque los seres humanos no son iguales, hay unos más inteligentes que otros, hay unos más poderosos que otros, unos más resistentes, unos más capaces, pero todos deben tener un piso común del cual partir, que sea parejo, que equilibre constantemente las oportunidades, para que la desigualdad vuelva a crecer a partir del desempleo y, al final, que exista otra vez el...

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