Unos islotes reavivan las pugnas en extremo oriente

Por ADRiáN FoNCiLLAS. Desde BeijingEl conflicto entre China y Japón por islas Senkaku (en japonés) o Diaoyu (en mandarín) viene de lejos, pero se ha recrudecido esta semana, debido a la sorprendente y unilateral decisión de Beijing de establecer una zona de control aéreo que obliga a cualquier aeronave (militar o civil) a comunicar su rumbo o sufrir lo que Beijing ha llamado ?medidas defensivas de emergencias oportunas?, sin precisar en qué podrían consistir estas. Los aviones de caza enviados por China el viernes para patrullar ese espacio aéreo confirman un panorama de tensión creciente, sin final a la vista.La controvertida zona no solo cubre los islotes en disputa, sino que se adentra 3.000 kilómetros cuadrados en el espacio aéreo surcoreano. El resultado del anuncio de Beijing ha sido hasta ahora decepcionante: ha atraído las críticas de toda la región y ha convertido el sector en una avenida en hora punta. Primero fue Washington, que paseó dos bombarderos gigantes B-52 por encima de las islas. Siguiendo el ejemplo de su aliado, Japón y Corea del Sur enviaron días después sus aviones militares. También aeronaves civiles han omitido la orden de Beijing, aunque ayer Estados Unidos finalmente aconsejó a las aerolíneas que cumplan con el pedido.El cuadro sugiere un grueso error de cálculo chino. Con el conflicto de las islas en punto muerto durante dos años, parecía evidente que China tenía que hacer algo, pero establecer una zona aérea solo hubiera funcionado con una sumisión regional que se antojaba improbable. Su respuesta a los incumplimientos ha sido tibia. Tanto Beijing como Tokio han utilizado el conflicto de las islas para espolear a sus sectores más nacionalistas. En China es muy importante el concepto de ?perder cara? (algo así como quedar en ridículo), como se preocupan en recordar los sectores más...

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