Inversiones contagiosas

Si bien el índice S&P 500 ha alcanzado nuevos picos, para medir la euforia del mercado basta con mirar a Nyan Cat, un meme animado codificado criptográficamente, distinto de versiones desencriptadas que se pueden encontrar con una rápida búsqueda en Internet, que fue recientemente vendido en una subasta por cerca de US$ 600,000.

Otros artículos de colección extraños también están en auge.

Algunos cromos de deportistas no tan antiguos se venden por millones de dólares y los precios de ciertas cartas coleccionables de Pokémon se han disparado.

La creciente manía podría verse como evidencia preocupante de un aumento en el apetito por riesgo.

Pero también ilustra la creciente naturaleza social de la inversión, y plantea nuevas preguntas para la economía financiera.

Los mercados no son instrumentos bien afinados de asignación de capital y los traders no siempre están dispuestos o son capaces de apostar en contra de movimientos de mercado disparados. Los economistas conductuales han identificado una amplia variedad de sesgos cognitivos que pueden llevar a los inversionistas a negociar de manera irracional. Por ejemplo, la gente se rehúsa a realizar pérdidas cuando la prudencia dicta que deberían y reacciona mal ante pequeñas variaciones en precios.

Pero estos sesgos no parecen explicar por completo lo peculiar de los elevados precios de videos digitales de gastos o la reciente montaña rusa de la acción de GameStop.

El 2014, David Hirshleifer, de la Universidad de California en Irvine, subrayó que habría que pasar de las finanzas conductuales a las "finanzas sociales", en las que la transmisión social de información tiene un efecto importante en los vaivenes de los mercados.

En un artículo escrito con Bing Han, de la Universidad de Toronto, y Johan Walden, de la Universidad de California en Berkeley, Hirshleifer señala que cambios en las normas de discusión abierta de negociaciones exitosas podrían afectar a que estrategias aplicar y cómo. A su turno, eso podría influenciar el apetito por riesgo en todo el mercado. No debe sorprender que la necesidad de estar cerca de las conversaciones es un motivo de que la actividad financiera tiende a concentrarse en hubs como Londres o Nueva York.

Pero las conexiones sociales podrían servir más que como canales para charlar sobre compras. La decisión de una persona de realizar una inversión podría ocasionar que otros le sigan porque han escuchado a sus colegas hablar del activo. Este efecto también podría...

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