La intolerancia en el bolsillo

Por Claudia Paan

Hace algunos años entrevisté al gerente de una cadena muy conocida de cafeterías. El señor, muy amable, quería que conociera las variedades de café que preparaba, muy distintas de las de sus competidores.

Mientras conversábamos comenzó el desfile de cafés. Ahí estaban el capuchino, el latte, el café con leche, todos provocativos y todos prohibidos para mí. Solo atiné a tomar un sorbo para no desairar a mi entrevistado.

Como muchos peruanos, tengo intolerancia a la lactosa. La leche o cualquier alimento que tenga este producto me cae mal.

La gastroenteróloga Tallulah Gargurevich me explica que la intolerancia a la lactosa se produce porque el intestino produce poca o ninguna cantidad de la enzima lactasa, lo que dificulta la absorción de los azúcares de la leche.

Esta afección, que padezco desde hace más de 10 años, me hace revisar mil veces la carta de los restaurantes, preguntar siempre si tienen leche sin lactosa y dejar de consumir aquellos productos que me provocan. Un punto a favor para mi peso, pero un dolor en mis antojos.

LA ERA DE LA LECHEHasta hace algunos años en el Perú hablar de la intolerancia a la lactosa era mencionar algo en un idioma distinto. Si algo que llevaba leche le caía mal a uno, tenía dos opciones: o consumirlo y asumir las consecuencias, o no hacerlo.

La desinformación era mucha hasta que, con la apuesta de los principales productores de lácteos, los consumidores comenzamos a ponerle un nombre y apellido a nuestro malestar. Entonces comenzó lo bueno.

La leche deslactosada, como una descremada o light, cuesta un poco más que una regular. Un six pack de cada tipo puede variar en S/.0,50, aproximadamente.

En una casa como la mía, donde mi mamá, mi hermana y yo sufrimos esta intolerancia, el consumo de esta leche es mucho mayor, así como los costos. Y es que no solo la usamos con el café, sino también en las comidas y postres. Al final podríamos gastarnos más de S/.25 al mes. Por ello, una opción que adoptó mi mamá fue comprar la leche en caja y al por mayor, para acortar en algo los gastos.

Otra historia es lo que ocurre fuera de casa. Aún muchos restaurantes no ofrecen este tipo de leche, y los que lo hacen ?sobre todo cafeterías? cobran un monto adicional de S/.1 a S/. 3.

Muchas veces algunos restaurantes, no sé si por no perder una venta o porque no conocen, aseguran que se trata de leche sin lactosa cuando es una descremada.

Puede ser que el mozo piense que no me doy cuenta al dar el primer...

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