Intervencionismo en el mercado de transporte aéreo

Por Economista

La libertad de contratación es una de las turbinas del modelo económico que hizo despegar nuestra economía hace 30 años y, en particular, la aviación comercial. De dos millones de pasajeros en rutas nacionales en 1993, según el INEI, pasamos a 14 millones en el 2019 (para no hablar de pasajeros internacionales). Hoy el transporte aéreo se sigue recuperando de la pandemia y pronto debería superar esa cifra.Nuestros congresistas, sin embargo, no pueden ver algo que funcione bien sin querer arreglarlo. Lo que funciona mal no les interesa tanto. Será que el éxito de las aerolíneas les ofrece un público más grande frente al que alardear de su pretendida defensa del consumidor.En la Comisión de Transportes y Comunicaciones del Congreso se aprobó el mes pasado un proyecto de ley que prohibiría a las aerolíneas cobrar montos adicionales al precio del pasaje por el cambio de asiento o el equipaje de mano. Estas prácticas, sin embargo, lejos de perjudicar a los consumidores, los benefician. Los congresistas las consideran abusivas y discriminatorias, pero su función es dar más opciones al público. Han contribuido, sin duda, a la expansión del mercado.El servicio de transporte, dice la comisión, es el mismo para todos los pasajeros; y todos deben tener el mismo derecho a elegir su asiento o llevar el equipaje de mano que quieran. Pero el servicio no es el mismo. La ubicación del asiento o el tipo de equipaje permitido son atributos que los consumidores valoran de distinta manera. Algunos están dispuestos a pagar un poco más por sentarse junto al pasillo o a la ventana. Casi nadie pagaría más por ir en el asiento...

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