La intentona se gestó durante décadas

Un aspecto llamativo del ataque al Capitolio es que ninguno de los reclamos de los insurrectos tiene base en la realidad. La elección no fue robada, los demócratas no son parte de una satánica conspiración pedófila, ni son marxistas radicales, el ala progresistas de ese partido sería considerada en cualquier otra democracia occidental.

Así que toda la ira está basada en mentiras. Pero lo que es casi tan sorprendente como las fantasías de los revoltosos es cuán pocos líderes republicanos han estado dispuestos a decirle a la turba que sus teorías conspirativas son falsas, a pesar de toda violencia y profanación. Hay que recordar que el líder de la minoría en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, y dos tercios de sus correligionarios votaron, luego de la intentona, en contra de aceptar los resultados del Colegio Electoral.

O la conducta de líderes republicanos que no suelen ser considerados extremistas. El domingo, el senador Rob Portman declaró que debemos "restaurar la confianza en la integridad de nuestro sistema electoral". Él no es estúpido; tiene que saber que la única razón de que tanta gente dude de los resultados de la elección es que miembros de su partido fomentaron deliberadamente esa duda. Pero sigue con la falsedad.

Y el cinismo y cobardía de esos líderes republicanos es la mayor causa de la pesadilla que está viviendo el país. Por supuesto que tenemos que entender la motivación de los enemigos domésticos de la democracia. En general, los politólogos encuentran que el antagonismo racial es el mejor predictor de la disposición a tolerar la violencia política, nada sorprendente, dada la historia del país. Anecdóticamente, las frustraciones personales que suelen involucrar interacciones sociales, no "ansiedad económica" también parecen impulsar a muchos extremistas.

Pero ni el racismo ni la atracción por las teorías conspirativas son nuevos en nuestra vida política. La cosmovisión descrita por Richard Hofstadter en su ensayo "El estilo paranoico en la política estadounidense" (1964) casi no difiere de las creencias QAnon. Osea que siempre ha habido gente como los tipos que llevan gorras MAGA y su parece que ahora hay más que antes, es probable que se deba a que son incitados por terceros y no a la intensificación de sus quejas.

El gran cambio desde que Hofstadter escribió su ensayo es que uno de nuestros mayores partidos políticos se volvió dispuesto a tolerar y avivar la paranoia política de la derecha. El trato mimoso a lunáticos...

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