Los informes de fin de año son una tiranía de las metas

Tiene usted dos semanas antes de que llegue el fin del trimestre ?lo que para muchas compañías también es el fin del año fiscal. En lugar de desarrollar una estrategia, o trabajar en planes a largo plazo ?o incluso comprar regalos o decorar el árbol de Navidad? usted se encuentra encerrado en una oficina sin ventanas. Su único objetivo: lograr las metas que se ha propuesto para el año 2012.

Bajo estas circunstancias, es posible que usted esté de acuerdo con el empresario industrial que dice: ?Hemos escogido unos sumos sacerdotes nuevos y los hemos denominado contadores. Ellos también tienen un día sagrado ?el 31 de diciembre? en el cual debemos confesarnos? Pero si uno está trabajando en grandes ideas, no puede entregarlas a tiempo y exponerse a la vista de todos. La ceremonia de diciembre no es realmente una ley divina, es solo algo que hemos inventado. Está bien, conformémonos, pero no lo hagamos de manera que eche a perder nuestros planes. Algún día las personas se darán cuenta de que cada balance general está mal porque solo contiene cifras. Las verdaderas fuerzas y debilidades de una empresa están en los planes?.

Las repercusiones de la tiranía del final de trimestre son bien conocidas, y van desde irritantes aunque inocuas prohibiciones de viajar y un congelamiento de gastos hasta la manipulación de utilidades y la miopía de la gerencia. La variopinta selección de trucos de fin de año (maquillaje de información financiera, encuadre de libros, atiborrar los canales de distribución, carga de transacciones, y el atractivo concepto de ?refinamiento?) pueden traer consecuencias reales. Un repentino aumento en los pedidos colocados prematuramente causa un latigazo en toda la cadena de suministro, convirtiendo lo que debería ser un proceso comercial, con variaciones de temporada, en un viaje volátil de arranques y frenadas.

En una de las instancias más notorias, el personal de ventas de Sunbeam, bajo presión de su aterrador jefe ?Motosierra? Al Dunlap, se esforzó por alcanzar las metas de 1997 con la venta agresiva de electrodomésticos, incluyendo una cantidad inverosímil de parrillas a gas ?en pleno invierno? para su entrega en Año Nuevo. Las ventas del próximo trimestre fueron predeciblemente pobres. Como resultado de ello hubo investigaciones, juicios y hasta se prohibió que Dunlap asumiera el cargo de ejecutivo o director de una compañía listada en bolsa.

Un remedio que se sugiere es apagar ?o bajar la marcha ? de la máquina de hacer...

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