Inflación en Europa

AutorThe Economist

Es difícil divisar el pico cuando se camina en medio de la niebla. Lo que es cierto en los Alpes, también lo es para los responsables de la política económica que están luchando contra la inflación. En la eurozona, los precios al consumidor en octubre registraron un aumento anualizado de 10.7%. El Banco Central Europeo (BCE) ha subido su tasa de interés en 0.75% por segunda ocasión consecutiva, siguiendo con diligencia el rumbo marcado por la Reserva Federal de Estados Unidos.

Funcionarios europeos esperan sinceramente que el pico esté a la vuelta de la esquina. Los optimistas entre ellos puntualizan que la eurozona no implementó estímulos fiscales significativos tras la pandemia, a diferencia de Estados Unidos, lo que significa que la inflación ha sido impulsada por shocks de oferta y los precios energéticos, y no por una economía sobrecalentada.

Los recientes paquetes de gasto público aplicados en Europa han buscado amortiguar el golpe causado por los precios energéticos y no para estimular el gasto privado. En el segundo trimestre, el consumo creció menos de 2% respecto del mismo periodo del 2019, mientras que en Estados Unidos se había expandido 7%.

Es más, según los indicadores de confianza, la economía europea se encamina a una recesión. Los salarios han crecido moderadamente y hay pocas señales de una espiral salarios-precios. Los precios de energía presentes y futuros en mercados al por mayor han caído tras los picos registrados en el verano (boreal). Los cuellos de botella que afectaban todo, desde microchips hasta mobiliario, se han atenuado. Quizás el picosí esté realmente cerca.

Por desgracia, es probable que el optimismo resulte infundado. Los bajos precios energéticos tardan en trasladarse a los consumidores. Francia tiene la menor inflación en el bloque (7.1% anualizado en octubre) en parte porque el Gobierno ha fijado topes a los precios del gas y la electricidad. Sin embargo, el próximo año se dejará que los precios suban 15%, lo que sumará a la inflación. En Alemania, muchos hogares tienen contratos a largo plazo que se están renovando gradualmente para reflejar los mayores precios.

Y aunque los precios al por mayor de la energía han caído debido a un cálido otoño (boreal)-, el pronóstico para el mediano plazo es de un frío y seco invierno, lo que significa que probablemente tales precios vuelvan a subir. Peor aún, Vladimir Putin podría intensificar la guerra energética.

Los precios de alimentos y energía son menos de un...

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