Infancia y vulnerabilidad en las zonas cocaleras.

AutorMej
CargoEL OMBLIGO DEL PER

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

La necesidad de atender a sus seis hijos, obliga a Clementina Flores --mujer viuda y sin tierra desterrada por el terrorismo-- y a cuatro de sus pequeños a esperar desde muy temprano el camión que los trasladará a su centro de trabajo, un cocal ubicado en las afueras de Palmapampa, al sur del Valle del Río Apurímac Ene (VRAE). (1) Reciben S/.0,80 céntimos por kilo de hoja cosechada, pero en épocas de mayor demanda pueden ganar hasta S/.1,50 por kilo.

Al norte del valle, en el distrito de Sivia, José y Óscar nos muestran sus manos secas y con heridas producto del deshierbe, deshoje y embolsado de la hoja de coca que luego comprará el narcotráfico para producir drogas. Ambos salieron de Huancavelica con sus padres buscando un futuro mejor. En el valle fueron contratados por un parcelero que tenía cocales. Ellos trabajan al lado de sus padres, pues los niños que lo hacen solos suelen ser maltratados por los propietarios si toman un descanso.

Al igual que a Clementina y sus hijos, encontramos a Rosa, una niña de 9 años. Estaba en el paradero de Kimbiri esperando junto a otras niñas un camión en ruta a una finca de coca donde, al igual que José y Óscar, también es explotada. Por ser mujer y niña le pagan menos y está expuesta a que atenten contra su integridad física y sexual. Una amiga suya le contó que en una ocasión un jornalero la violó al fondo del cocal. Supo de otra a la que le ofrecieron volver a darle trabajo si accedía a tener sexo con el encargado de la finca, y de una a la que le inventaron deudas que tuvo que pagar con sexo.

Una mañana en el paradero, Rosa vio que su compañera conversaba con un hombre; le estaba ofreciendo un mejor trabajo, pero tenía que irse lejos. Prometió regresar para contarle su aventura. Nunca más la volvió a ver.

Al igual que José, Óscar, Fermín y Rosa, el 99% de niños que viven en las zonas cocaleras son explotados en los campos de coca, (2) que en el Perú tienen una extensión de 59 000 hectáreas? Solo el 1% de la producción de hoja de coca es legal; el 99% va para el narcotráfico. Otros niños trabajan en las pozas de maceración transformando hoja de coca en drogas que luego serán comercializadas por el narcotráfico. Estas actividades son consideradas entre las peores formas de explotación infantil según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Martha, una niña que cuando conversa oculta las heridas de sus dedos, vive en un lugar donde se concentran las "firmas del narcotráfico". "Siempre cuando deshojas la coca así te salen las heridas, luego te acostumbras. Cuando pisas la coca en la poza, también te salen así heridas en tu pie, se te pela la planta del pie y te arde porque usan amonio", declara.

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

La coca es la fuente de ingresos más importante para las familias, que son en su mayoría pobres. No hay otro cultivo más rentable que este y que dé cuatro cosechas al año. En el VRAE, el Huallaga Central y Juanjuí, la población registra tasas de pobreza y pobreza extrema por encima del promedio nacional, que en el 2009 fueron de 38,4% y 11,5% respectivamente. (4) "Con la coca rápido tienes plata, vendes al toque; con el café, cacao no se gana mucho, tenemos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR