el indispensable aliado americano

Por Ana palacioEx ministra de Asuntos Exteriores de España y ex Vicepresidenta Primera del Banco Mundial, es miembro del Consejo de Estado de España.EE.UU. se encamina hacia el evento más polarizador y agotador de su sistema político: elegir al huésped de la Casa Blanca, y ya que Obama ha agotado sus dos mandatos y no parece probable que el vicepresidente Joe Biden se presente, el debate de la política exterior superará el habitual balance doméstico.Para contribuir al debate, el Global Agenda Council del World Economic Forum ha creado un grupo de trabajo del que formo parte como única voz no americana. Desde esta perspectiva europea, el gran reto al que se enfrenta EE.UU. en este ámbito se resume en pasar de considerarse ?el poder indispensable? a ser ?el socio indispensable?.No se trata simplemente de una cuestión de semántica. Es necesario que EE.UU. replantee su papel en el mundo y tanto este país como el orden internacional liberal que creó, tienen mucho que ganar con ello. La clave residirá en su capacidad para conservar lo mejor ?y abandonar lo peor? del rasgo definitorio de su sistema político: la excepcionalidad.El sentimiento imperante en EE.UU. según el cual este es un país único, con la extraordinaria misión de promover la prosperidad, la seguridad y la libertad en todo el mundo, ha configurado la política exterior estadounidense desde sus inicios. La idea fundacional se remonta a 1630 cuando John Winthrop, primer gobernador de Massachusetts, declaró que su comunidad debía actuar como la ?Ciudad en la colina?, erigirse en un ejemplo para el mundo. Y no otro es el origen de la centralidad de los valores americanos.Estas leyes y estructuras han traído consigo un crecimiento económico sin precedentes en favor de todos, aunque EE.UU. haya resultado el principal beneficiario. Pero, irónicamente, la noción del excepcionalismo estadounidense ha llevado a menudo a EE.UU. a socavar el sistema internacional que propició. Así, la historia de este país revela una persistente corriente aislacionista en la que la ?Ciudad sobre la colina? no es un faro, sino una fortaleza.A veces disfrazada de modestia, la creencia de que a EE.UU. le iría mejor yendo solo ha dado lugar a períodos de retraimiento en el mundo, los últimos seis años son buen ejemplo de ello. Esta tendencia no supuso un problema grave antes de la Segunda Guerra Mundial. Pero hoy, la retirada de EE.UU. del sistema internacional que construyó tiene serias implicaciones: el caos y...

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