Indignados marca Perú

Por Patricia Del Rio

Recuerdo que al día siguiente del triunfo de Ollanta Humala como presidente de la República me preguntaron cuál era el peor peligro de su gobierno. Mi respuesta fue: ?Que no cambie nada. Que coloque piloto automático y una vez más las expectativas embalsadas de una gran parte de la población que confió en él se queden frustradas?. Ya lo había hecho Alan García al pasar de su ?Cambio Responsable? al ?Perro del Hortelano?, y estaba claro que un importante sector de peruanos, por lo menos el 30% que votó por el candidato nacionalista en primera vuelta, quería algo distinto. La pregunta es: ¿lo están consiguiendo? ¿Encuentra ese poblador del sur, de Espinar o de Cajamarca en el actual gobierno la opción preocupada por los más pobres por la cual votó?

A juzgar por la indignación de los pobladores que protagonizan las protestas, no. Más allá de los radicales que siempre buscan pescar en río revuelto, es estúpido negar que existe una población muy molesta porque ha visto sus esperanzas irse al traste. El día que salió Ollanta Humala a decir ?Conga va? frente a un pueblo al que él mismo había vendido la idea de que había que optar entre el agua y el oro, algo demasiado fundamental se fue al demonio en la relación presidente -electores. Algo que ni el ceño fruncido de militar de Ollanta Humala, ni la dulce sonrisa de Nadine están en condiciones de recomponer.

Es verdad que hay una preocupación de este gobierno por contrarrestar su giro a la derecha en materia económica con programas sociales más eficientes; y tampoco podemos negar que el presidente se esmera viajando por el Perú profundo y poniéndose todos los trajes típicos que los pobladores le ofrecen. La pregunta es por qué a él no le...

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