Indignación verdeamarilla

Por verónica goyzuetaDesde Sao PauloLa prisión del tesorero del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), Joâo Vaccari, llevó la crisis brasileña nuevamente a la antesala de la presidenta Dilma Rousseff. Vaccari es acusado de haber recibido sobornos provenientes del esquema de corrupción en Petrobras y disfrazarlos como donaciones para campañas electorales de miembros de su agrupación.Pero Vaccari también es el tercer tesorero del partido de gobierno preso en los últimos 20 años. Antes lo fueron Delubio Soares, ex tesorero del PT y responsable por la campaña de Luiz Inácio Lula da Silva, y Paulo César Farias, ya fallecido, y responsable por la recaudación que ayudó a derribar a Fernando Collor de Mello, en 1992. Millones en juego?La política está siendo sustituida por un instrumento que es el márketing?, dice Emmanuel Publio Dias, vicepresidente institucional de la Escuela Superior de Propaganda y Márketing (ESPM). Para el también especialista en márketing político, a pesar de la fama, las campañas brasileñas no son tan grandes cuando se comparan, por ejemplo, con las que se realizan en EE.UU. La candidata demócrata Hillary Clinton acaba de anunciar una campaña con previsión de 2,5 mil millones de dólares en gastos, que supera en cerca de mil millones lo que todos los políticos de 28 partidos brasileños gastaron en las elecciones del año pasado, para elegir diputados, senadores, gobernadores y presidente. A pesar de ello, el valor de la elección brasileña ha crecido bastante. Según cálculos de la ONG Transparencia Brasil, el gasto se quintuplicó el año pasado, en comparación con la del 2002, cuando Lula da Silva ganó su primera elección. Actualmente, además de campañas para televisión, los partidos gastan en redes sociales y tuvieron que afinar sus estrategias con la prohibición de regalos que antes eran muy usados, como camisetas, sombreros, lapiceros, calendarios y hasta canastas de alimentos, que se ofrecían a cambio de votos.Para Publio Dias, el problema de Brasil no tiene que ver con el volumen de las inversiones, sino con el camino del dinero. ?Nada confirma que todo ese dinero haya llegado a los medios como se informó al Tribunal Electoral, que aprobó las cuentas. Cuando los partidos tienen fondos en negro, no hay garantía de que el dinero haya sido usado para ese fin?. En el 2005, cuando comenzó la crisis del Mensalao, el escándalo que derribó del Gobierno a los principales líderes del PT, Lula da Silva admitió en entrevistas...

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