Utopía y la impunidad

Por Pedro Ortiz Bisso. PeriodistaEn nuestro país, la pita suele romperse por el lado más débil, por eso la impunidad campea y quien goza de cierto poder sabe que, sin realizar demasiado esfuerzo, es posible librarse de cualquier sanción, así haya cometido el delito más ruin.Por eso es tan importante la decisión de la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema de reabrir el Caso Utopía. No es que Alan Azizollahoff y Édgar Paz necesariamente hayan tenido responsabilidad en el incendio que acabó con la vida de 29 jóvenes el aciago 20 de julio del 2002. La relevancia del fallo radica en que estos dos escurridizos empresarios, que hace unos años huyeron del caso por la puerta falsa, ahora tendrán que presentarse ante un juez para que sea este y no alguna triquiñuela legal la que determine qué participación tuvieron en esa tragedia.Sobrevivir a un hijo es la experiencia más dolorosa y difícil que puede experimentar un padre. No existe medida para la tristeza que se siente por el calibre de esa pérdida. Sin embargo, en la tozudez de los deudos de Utopía más que ánimo persecutorio o de venganza, lo que existe es solo esperanza de encontrar justicia para ellos, para la memoria de sus hijos e incluso para los propios Azizollahoff y Paz. Que la justicia señale si tuvieron alguna responsabilidad, ha dicho Luis Delgado Aparicio, quien perdiera a su hija esa infausta noche. Y no hay manera de negarle razón.Esta posibilidad de doblegar a la impunidad que se abre con Utopía casi no tiene parangón en nuestro país. Ahí están los deudos de Mesa Redonda que...

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