¿Hortelanos o republicanos?

Por albertoVergara

El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.¿Cómo llegamos hasta aquí?, me preguntan a menudo en el Perú. Me doy cuenta de que mucha gente no pensaba atravesar nuevamente las aguas de la inestabilidad política, tampoco que el viento del crecimiento económico dejaría de soplar, ni que chapotearíamos en esta charca de presidentes renunciantes, prófugos e investigados, marcada por un Congreso que gestiona intereses criminales, con jueces que subastan decisiones, en fin, una vida pública que llevaría a que un resucitado Ricardo Palma sentencie que, en nuestro lodazal, quien no tiene de Giuffra tiene de Mamani? ¿Cómo llegamos hasta aquí?, me vuelven a preguntar, atónitos.Y, sin embargo, quiero argumentar, el descalabro estaba más cantado que ?Despacito?.Desde que la democracia volvió al Perú en el 2000, solo hemos tenido dos proyectos políticos. Por proyecto político aludo a un horizonte programático claro para el país, abiertamente defendido desde el poder. Uno es el republicanismo que promovió Valentín Paniagua en su breve gobierno de transición; el otro, el hortelanismo modernizador que encontró en Alan García su articulador más fino. No hay más. No inventaron estas propuestas, pero ambos tuvieron la virtud de comunicar con transparencia sus proyectos. Y actuar en consecuencia. (La versión extendida del argumento aquí presentado la encuentran en el prólogo a la nueva edición de mi libro ?Ciudadanos sin República?).Al asumir el gobierno de transición, Paniagua estableció un horizonte de acción republicano. En los discursos de posesión de mando del Congreso y la presidencia, llamó a devolverle al país ?su genuino derecho a gobernarse por obra de su voluntad y emanciparse de cualquier tutela que no sea la de su soberanía?. Insistió en la necesidad de ?reinstitucionalizar? el país. Es decir, enfatizó el núcleo del republicanismo clásico: el autogobierno y la legitimidad de las instituciones. Subrayó la importancia del consenso, e hizo un llamado a ?que nadie se sienta excluido?. Importante recordarlo, aunque su prioridad fuese la recuperación de las instituciones, destacó la importancia de una economía fiscalmente responsable. Al cuantificar sus discursos, las palabras más utilizadas fueron ?Gobierno?, ?Constitución?, ?pueblo?, ?tarea?, ?responsabilidad? y...

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