La hora del referéndum

Por Analista político*

Pasada una semana del mensaje de 28 de julio, la euforia que este despertó empieza a dar paso a una creciente inquietud sobre el futuro del referéndum propuesto. La mayoría de los analistas ha coincidido en que el presidente Martín Vizcarra supo canalizar el descontento ciudadano con el desempeño de los poderes Legislativo y Judicial. Según la encuesta de Ipsos-El Comercio de julio, 78% de la ciudadanía desaprueba el desempeño del Congreso y 80% el del Poder Judicial. De no haberse planteado una propuesta tan audaz es probable que la aprobación presidencial hubiese seguido cayendo y un reclamo del tipo ?que se vayan todos? hubiese calado en la opinión pública.En una democracia, no se puede ignorar a la opinión pública. Desde hace algunas décadas, esta se mide a través de encuestas. Entre elección y elección, las encuestas son el mejor reflejo de lo que opina el electorado sobre una diversidad de temas, pero no son el único. La ?opinión publicada?, en la prensa y las redes sociales, y la ?opinión manifestada?, en mítines y marchas de protesta, son también expresiones del sentimiento de diversos sectores de la ciudadanía más comprometida. Una autoridad puede sobrevivir con las encuestas o los medios o la calle en contra, pero su caída es inevitable si tiene a las encuestas y los medios y la calle en contra.Un referéndum también aspira a ser una expresión de la ciudadanía, pero, a diferencia de los resultados de las encuestas, los comentarios en los medios y las marchas, no pretende expresar una opinión ?que las autoridades pueden interpretar con flexibilidad? sino enunciar una voluntad determinante. Por ello, el resultado de la votación en un referéndum es muy difícil de revertir. La Constitución vigente, cuestionada muchas veces por su origen, debe gran parte de su estabilidad a que fue aprobada en un referéndum en 1993. En cambio, una gran idea como era la constitución de macrorregiones en el país ha tenido que ser abandonada al haber sido derrotada en un referéndum en el 2005.De los cuatro temas planteados por Vizcarra, solo uno se refiere a la reforma judicial y es, a su vez, el que tiene el camino más libre para una aprobación mayoritaria. La caída del Consejo Nacional de la Magistratura ha sido tan estrepitosa que es viable lograr un consenso en el Congreso y en la opinión pública a favor de un nuevo consejo, cuyos integrantes sean elegidos por un concurso público de méritos. También sería factible la aprobación...

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