La hora de la reconciliación

Por Juan Velit Granda. Internacionalista

Su santidad Francisco recibió a la presidenta Cristina Fernández en un almuerzo a solas en el que reinó la sencillez y la hermandad, dejando atrás las múltiples veces en las que Jorge Bergoglio tocó la puerta de la Casa Rosada y solo recibió el silencio como respuesta.

Es conocida la relación áspera y urticante que el entonces cardenal Jorge Bergoglio tuvo con Néstor Kirchner y su esposa Cristina, y se comenta que el aparato diplomático gaucho utilizó algunos recursos por debajo de la mesa para evitar que en el 2005 fuera elegido Papa. Pero ahora, alejado de la política mezquina y de la incomodidad personal, Francisco está investido por la magnanimidad y la grandeza que le otorgan la fe y el espíritu.

Un hecho importante de resaltar es que días antes de la cita había hecho una mención que ahora tiene una excepcional vigencia al nombrar la "misión de los medios en las ciudades plurales”, aludiendo al peligro de la limitación de la libertad de prensa, que es un fantasma que recorre como una tentación a los regímenes autocráticos.

Pero sin lugar a...

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