?La hora actual demanda una humanidad solidaria?

Por Carmen McEvoy

Las primeras historias que escuchó fue las de sus abuelos irlandeses afincados en la costa peruana en la época del ?boom? del guano. Luego, están sus recuerdos en La Punta, ?ese pequeño velero en tierra firme?, como ella dice, cuyas calles evocan a un puñado de héroes de la Guerra del Pacífico. Y, después, su descubrimiento de las biografías de personajes famosos en la enciclopedia ?Quillet? que le regaló su padre cuando era niña. Todas estas evocaciones forman parte de ?La república agrietada? (Crítica, 2021), un libro que la historiadora Carmen McEvoy ha construido como un diario de bitácora de la pandemia, en el que se mezclan sus recuerdos personales, sus columnas dominicales publicadas en este Diario y algunos ensayos inéditos en torno al Perú pasado y contemporáneo.El título proviene de una estrofa de ?Anthem?, de Leonard Cohen: ?Hay una grieta en todo y es por ahí que entra la luz?. ?El libro es un ?collage? de mis viejas obsesiones (la cultura de la guerra que todavía nos marca, por ejemplo) con otros temas cercanos a mi corazón: el tiempo, la amistad, la música (el libro tiene su banda sonora que el lector irá descubriendo en sus páginas), la naturaleza o la relación con los animales?, dice la historiadora, como un preludio de esta entrevista.? Desde el título el libro nos habla de una ?república agrietada?, ¿cómo definir al país que llega al bicentenario? ¿Pese a todo hay en las columnas una reflexión esperanzadora?Es una república que llega al bicentenario sin oxígeno, sin camas UCI y con un sistema sanitario colapsado, a pesar del esfuerzo titánico de sus valientes médicos y enfermeras. Ahora, con recursos económicos, de los cuales se careció en pasadas crisis sanitarias, el Estado Peruano es incapaz de velar por sus ciudadanos que combaten la pandemia en solitario haciendo rifas o empeñando todo lo que tienen para salvar la vida. Debido a la desorganización y por momentos la parálisis del Estado, miles de compatriotas han muerto en sus hogares o en las puertas de los hospitales. Obviamente, la cultura del canibalismo permanente no nos ayuda a tomar las urgentes decisiones que esta gravísima situación requiere. Esto nos lleva a plantear una reforma estructural tendiente a una mayor eficiencia en la distribución de los recursos por los que todos claman, por ejemplo, las vacunas que llegan a cuentagotas. La mirada esperanzadora parte de la constatación de que los peruanos seguimos apostando por la vida y la...

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