Historial lleno de baches

En 1916, la ciudad estadounidense de Cincinnati decidió construir un magnífico sistema de transporte subterráneo. Luego de décadas de ineficiencias, la construcción de la obra fue abandonada en 1948 y hoy existen dos millas (3.2 km) de túneles que nunca han sido usados. Este ejemplo admonitorio sigue siendo relevante.

Políticos de todas partes están haciendo llamados para un mayor gasto en infraestructura. Pero pocos sectores tienen un peor historial en lo que respecta a cumplir cronogramas y presupuestos. Si se desea que ese incipiente boom genere mejores resultados, gobiernos y empresas tienen que aprender a adoptar las mejores prácticas aplicadas por algunos países.

La mayoría de países ha implementado planes de estímulo de corto plazo para lidiar con la pandemia. El 27 de diciembre, el presidente Donald Trump promulgó una ley que autoriza gastos por US$ 900,000 millones. Pero también hay apetito para un atracón de infraestructura. El presidente electo Joe Biden quiere gastar US$ 2 millones de millones en carreteras, tendido de redes eléctricas y ferrocarriles, y espera ganar respaldo bipartidista para sus planes.

La unión europea acaba de aprobar un presupuesto de € 1.8 millones de millones (US$ 2.2 millones de millones) y una parte significativa está destinada a inversiones digitales y energéticas. Es entendible ese nuevo encaprichamiento con la infraestructura.

La inversión pública y privada se ha estancado en entre 3% y 4% del PBI a nivel mundial, porcentaje demasiado pequeño para mantener obras envejecidas en países desarrollados, un tercio de los puentes estadounidenses está desvencijado y para proveer suficiente agua portable y electricidad en el mundo emergente.

Las bajas tasas de interés hacen que el financiamiento está barato y muchos economistas piensan que el rendimiento por apostar por infraestructura es atractivo.

Entretanto, el cambio climático y la digitalización de la economía están creando una vasta demanda por sistemas de energía renovable y de conectividad, incluyendo redes 5G.

En la práctica, sin embargo, el historial de la infraestructura está tan lleno de baches como las autopistas de Bombay, Los incrementos de costos exceden en 25% los originalmente presupuestados y dos tercios de los casos de soborno involucran contratos de infraestructura.

China gasta más que todos los demás países, pero quizás la mitad de sus inversiones no tenga valor económico. India tuvo un boom en la década del 2000 que terminó en un...

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