Una historia de mil colores en Ticlio Chico

Por Óscar Paz CampuzanoLa escuela en donde estudian 60 niños de Ticlio Chico está en uno de los tantos lugares donde vecinos de Villa María del Triunfo tiraban su basura. El año pasado, en un día de clases, la lluvia filtró por el techo de un aula: era hora de buscar un nuevo espacio con salones menos reciclados. El terreno que buscaban para la escuela Mi Mundo de Colores estaba enfrente, solo que era impensable la posibilidad de convertir un basural en colegio. Ahora es distinto. El salón de la directora y profesora de inicial Teresa Chávez se transforma en una cocina, en un laboratorio para experimentar con semillas, en un auditorio de música, en una biblioteca. Los niños corren, gritan y tumban lo que pueden. En algún momento, una de las pequeñas se abraza, tímida, a las piernas de Teresa, quien ha conservado la serenidad en medio de tanta gargantita fina y alborotada. No es fácil hacerse la idea de que hace meses este terreno estaba destinado para los desperdicios del vecindario más frío de la capital. El lugar predilecto de lo que no sirve hoy sirve para aprender. ?La luchan por sus hijos?La posibilidad de tener una nueva escuela se hizo menos inalcanzable cuando la municipalidad cedió el terreno de enfrente para fines educativos. El sueño se concretó más cuando el Ministerio de Educación informó que tenía dos módulos prefabricados para Mi Mundo de Colores. En ese momento, los desechos eran el problema. Entonces los padres se organizaron. Todos los domingos, durante dos meses, 40 hombres y mujeres limpiaron el terreno con palas y costales. Los módulos llegaron en noviembre y diciembre del 2015. Son espacios...

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