Hijo de la gran Lima

Por Josefina Barrón. Escritora y comunicadoraEloy Jáuregui, cronista crónico, lingüista de lengua larga, letra achorada y acholada, poesía que se desboca, bloguero del fútbol y sus trincheras, de la erótica musical, del box y sus lides, las hembras y suspira. Eloy es catedrático, así, honorable y cauto si lo pide el escenario; tiene formas alternativas de enseñanza donde no hay más separatas ni cuadernos ni tizas; inspira a jóvenes talentos con su letra estridente y arrítmica. Es salsero y salsa, cinemero y cínico, su primer amor fue Liz, la de los ojos color violeta, Eloy melómano y mitómano por voluntad propia que para la literatura esto último es virtud irrefutable, él mismo dice que la crónica es un canon amorfo de paradigmas fronterizos, en él nada y nadie es antagónico o excluyente. Eloy podría ir cantando con Sinatra camino a la Descarga del barrio y creer nuevamente en el amor con solo darle un mordisco al muslito de una polla a la brasa en aromas de muña y otras hierbas, en un lugar de la ciudad cuyo nombre no revelaré. Pero es en Surquillo, su barrio, su barrunto, allí donde Negromundo podía bronquearse hasta por tres días con quien se atreviera, recuerda y a sus ojitos le salen estrellas, allí nacieron sus primeras ganas de palabras. Cuando de Lima se trata, Eloy regurgita verdades como el pelícano puré de anchoveta, la Primavera, que es avenida y no estación, dióxido de carbono y piratas, el verano, palitos de helado y curvas peligrosas. Eloy es hijo de la gran Lima, de esa que va desde Luis Jaime Cisneros y su Quijote de la Mancha cabalgando con tufo a camarones cañetanos, hasta Rubén Poma el Torito de Pamplona peleando a resucitar sobre las arenas de Mendocita. Eloy ha escrito un nuevo libro de crónicas bajo el título ?El más vil de los ofidios? y...

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