Héroes y villanos

Por Raúl Cachay. Columnista

Ayer escuché al ex referí Gilberto Hidalgo, en clara expresión de una injustificable consciencia gremial, afirmar que el árbitro paraguayo Ulises Mereles (¿no tendrá algo que ver con el otro tremendo juez del momento, el inefable Malzon Urbina?) no se había equivocado al sancionar el penal que le permitió a los chiquillos de Chile empatarle a la Sub 17 peruana sobre el final del partido.

¿En serio? Pocas veces en mi vida vi una actuación tan torpemente tendenciosa como la de ese juez, algo que se vuelve todavía más grave si reparamos en que se trataba de un torneo juvenil y que Mereles y sus colegas también están ahí para formar y educar a los muchachos en el reglamento, no para hacerles ‘bullying’ (la palabrita de moda) y asustarlos con inminentes expulsiones.

Pero, en fin, así como a los aficionados al fútbol nos encanta descargar rabias y frustraciones con aquellos personajes que –casi siempre sin querer– se disfrazan de villanos por sus negligencias o estupideces, también disfrutamos mucho con las historias opuestas, aquellas que siempre transmiten una suerte de redención personal y que bien podrían motivar algún día que Michelle Alexander les dedique una teleserie.

Así, de la misma manera en que el innombrable hombre de negro guaraní fue el malo (malísimo) de la película...

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