Hagamos Estado, ¡pero bien!

Por juan paredes castro-Analista político-Los peruanos nos merecemos muchas cosas, como los gobiernos que hemos elegido.Lo que ciertamente no nos merecemos es que, de tanto estar en el juego del poder político doméstico, nuestros gobernantes de turno quieran también jugar al Estado, políticamente, exponiéndolo al desgaste y desprestigio.Jugar al Estado, en nuestro sistema político, resulta, mal que nos pese, fácil:1) Porque la misma persona, el presidente, que encarna al Gobierno encarna a su vez al Estado (puede hacer intercambiables los roles como quiera).2) Porque como las tareas de Estado son escasas o casi nulas, el presidente vive más de la apariencia de ser jefe de Estado y entregado al disfrute de la jefatura de gobierno y sus dividendos directos.3) Y porque los gobiernos, a causa de las ambigüedades constitucionales, han convertido al Estado que debiera ser uno, sólido e indivisible, en una institución abstracta y simbólica.En las últimas semanas hemos visto al presidente Ollanta Humala; a su esposa, Nadine Heredia, y a la primera ministra, Ana Jara, actuar en nombre del Estado, a ratos con cierta convicción de seriedad, a ratos con un mero fin coyuntural para simplemente salvar al régimen.Primero, cuando Jara convocó a un inesperado diálogo con los partidos para amortiguar las demandas de cambios en el gabinete ministerial. La ausencia del Apra y del fujimorismo mediatizó los esperados resultados de ese diálogo.Segundo, cuando Humala, Heredia y Jara se obligaron bajo presión pública a mover cuatro piezas del gabinete, incluida la salida del controvertido ministro del Interior, Daniel Urresti. Lo hicieron tarde, al mismo borde de una censura.Tercero, cuando los líderes...

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