Hablemos de género

Por AntropólogoEl Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. Imaginen un muñeco de paja usado para entrenar a los soldados en combate y al que atacan sin posibilidad de defensa. Esta figura da nombre a una falacia llamada, precisamente, ?falacia del hombre de paja?, donde se crean argumentos muy fáciles de refutar y luego se atribuyen a un interlocutor haciéndolo fácil de atacar. Es decir, poner en boca de alguien algo que no dijo o exagerar lo que dijo y luego atacarlo. Algo así ha ocurrido con la mal llamada ?ideología de género? en el currículo escolar. El plan curricular del ministerio lo único que sugiere es que todos tenemos iguales derechos y eso es todo. Sin embargo, se abrió nuestra propia caja de Pandora social, que ha liberado más bien temores, agresividad y confusión. En este artículo quiero presentar dos argumentos y un comentario para contribuir a la discusión. El primer argumento se refiere a la relación de cultura con biología y lo propongo a raíz de los comentarios que reducen la identidad sexual a un criterio biológico, lo que considero falso. El segundo se basa en una percepción de nuestra historia desde la perspectiva de género, y la propongo para que podamos entender cómo nuestras construcciones sociales provienen de una historia caracterizada por la vigilancia y el castigo. Comencemos nuestro recorrido.La cultura es todo lo que el ser humano tiene, hace y piensa como miembro de una sociedad. Es compartida y aprendida, y podríamos decir que se instala en nuestro cerebro dándole significado a todo lo que nos rodea. Digámoslo de una buena vez: si fuera solo por el factor biológico, la especie humana se hubiese extinguido. Comparativamente con toda especie animal, estamos biológicamente mal equipados para la supervivencia. No tenemos colmillos, carecemos de garras y, peor aun, nuestra piel es incapaz de protegernos frente a la mayoría de ambientes naturales. Nuestra capacidad simbólica y de aplicar lo aprendido en situaciones nuevas nos permitió generar una cultura que nos organizó e incluso nos permitió cubrir nuestras limitaciones mediante el diseño de instrumentos, de vestido y de instituciones. Nuestra carga instintiva no es tan vasta y se puede decir que nacemos como una pizarra casi en blanco. La mayor parte...

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